viernes, 15 de abril de 2011

Los matices de Eros.

Las necesidades humanas son abundantes, nuestro motor sin su satisfacción difícilmente podría siquiera funcionar en muchos de los posibles casos, varían según el momento, la situación, la etapa vital en la que se manifiesten… El amor, el relax, la comodidad, el romanticismo, la adrenalina, el sexo, el morbo, el placer, el culto a la mente; la numeración podría continuar casi sin cese, cada mundo personal es capaz de generar tantas necesidades como particularidades diversas e infinitas posee cada cual. Personalmente el morbo, el sexo, el amor y el placer ocuparían el tope de la lista que más que ninguna otra ansia ser saciada, pretendo con esto dejar clara mi intención en la obra. Una fotografía de 150cm de ancho por 103 de alto en el que se sugiere el reflejo de un preciso momento de la vida cotidiana, instantes occidentales que a generales rasgos aportan y buscan lo mismo para quienes la toman. La ducha; tan distinta según quién y en qué día, sin embargo, todos somos , hemos sido o seremos objeto de deseo para alguien, aunque sea en un mínimo aspecto, ¿no se palpa la relación de la ducha con el erotismo?
La fotografía está formada por 15 secuencias de la ducha, con un sistema de iluminación a sus espaldas y un goteo permanente de agua a lo largo y ancho de la base de la fotografía, así se busca la interacción más cercana y directa con el receptor, que pueda palpar y sentir el agua con las manos y así se integren de forma más profunda visión, pensamiento, tacto y espíritu en una experimentación por el descubrimiento sensitivo.
La iluminación en recordatorio a los rayos de sol entrando por la ventana mientras golpea un cuerpo femenino, brillante, desnudo, que confía y se deja llevar como las hojas que caen al río y se dejan morir será uno de los impactos a causar. “Eros y Tanatos”.
Las diferentes y múltiples sensaciones de una ducha bailan con el mismo ritmo y son de la misma dinámica que envuelve el carácter erótico-visual del proyecto.
El agua, elemento natural, sustancia conductora de energía, es uno de los medios propios para la explotación y expresión de idea que proporciona como recurso; la sensación de deslizarse por ella, sentir como te lleva y como aclara la piel, el pelo, la mente, la sed. Notar como el fluido recorre el cuerpo siguiendo un curso alocado por entre las curvas, bordeando los relieves de una fémina en fusión con la provocación de fuerza acuática, siempre energética, además de tentativa en esta ocasión.
El hecho de que aparezca una mujer y no su opuesto, se debe a su patente naturaleza suprema de belleza con respecto a la del hombre, también por mi pasión, quizá obsesiva del cuerpo femenino, la perfección natural materializada a partir de la esencia…la obra maestra, arte en sí, la belleza, la feminidad merecida de un reconocimiento que muchos artistas han sabido resaltar, y que estoy seguro siempre debe y ocupará lugar de inspiración artística .
La oscuridad de la fotografía crea un mundo de morbo tímido, en la que se esconden filosofías, que no parecen querer ser descifradas ni escuchadas, que se pierden tras el negro de las sombras, y que junto con la penumbra, centra la atención en la clave de la secuencia, en el desnudo del cuerpo. La pretensión es recrear la sensación semejante a la de estar en un sueño del que no querrías despertar.


Mi objetivo vertebral es que el visitante interactúe sentimental y físicamente con la imagen, palpándola y sintiendo el momento y la suavidad del agua por la piel. Otra intención que tenía en mente es el uso de vapores de agua para empañar la imagen y así mejorar el contacto e interactuar con el cristal de tal manera que haga falta desempañar el cristal con las manos para después poder ver la fotografía correctamente.
Esta obra inmortaliza el erotismo y lo bonito del morbo inexplorado. Un poco la luminosidad de la esperanza, en alto contraste con el neoclásico francés, y su simbología físicamente perceptible, influencia de mi atracción por la pintura del siglo XVIII, en especial, por la obra de Jacques Louis David “La muerte de Marat”.

Para llevar a cabo esta obra he necesitado imprimir la fotografía sobre una plancha de metacrilato transparente de 150cm. de ancho por 103cm. de alto, elegí esta escala porque así se provoca y facilita el diálogo entre la obra y el espectador, de una forma más directa.
Lo que prima en el metacrilato con respecto al cristal es que es más resistente, ligero y fácil de transportar, ganándole también en precio. La fotografía lleva un aislante térmico especial para evitar que ésta entre en contacto con el agua y despreocuparse pues del deterioro que se ocasionaría sin no contásemos con el aislante. La fotografía ya montada está sujeta por cuatro brazos de hierro; dos arriba y dos abajo paralelamente colocados. Éstos van provistos de embellecedores de acero que hacen que la imagen se presente con delicadeza. Los brazos de hierro se sitúan en diagonal hacia una placa base situada a 15 centímetros por detrás de la fotografía, también de hierro. Ésta, para finalizar, va atornillada a la pared, de manera que la soporta toda ella. Destacando del hierro en este caso su color, un naranja óxido que se asemeja a la luz y tonalidad de la obra y su significado, también su bajo coste, con el inconveniente de las soldaduras, bastante complicadas de realizar por el grosor. Entre la placa base de hierro y la fotografía(15cm.) van estructurados tres tubos de luz alineados paralelamente y en posición horizontal, sujetos a la placa base por la parte interna y de detrás de la fotografía, y proporcionarán luz y viveza a la fotografía que está expresamente oscurecida y diseñada para que la luz artificial no modifique los planos ni la luz existente. Estos tubos son de bajo consumo y ahorro energético asi como de forma ergonómica para con la obra. Sus inconvenientes son las altas temperaturas que se desarrollan por los focos de luz, sin gran impacto pues se ha utilizado la fotografía en formato especial con aguante de hasta 300 grados. Para evitar que la luz se escape por los laterales de la obra la placa base tiene una continuación de chapa a lo largo y ancho de los brazos diagonales que la unen con la fotografía. Y así se repite en los laterales, alargándose hasta quedar a unos escasos centímetros de la foto. El conjunto de la obra se asemeja a los formatos de televisores planos que se fabrican en la actualidad. Para terminar ajustes, está provista de un riego de agua situado arriba del rectángulo y a lo largo de toda la foto en formato horizontal, formado por un tubo rígido de p.v.c. transparente con minúsculos agujeros hechos con alfiler caliente, por los cuales sale el agua con poco caudal de modo que desciende por toda la base de la fotografía hasta caer en un acuario de 160cm de largo, 30 cm de ancho y 30 de alto , imitador de un plato de ducha. Toda el agua está impulsada de forma rotatoria por una bomba de agua de 200w que está colocada dentro del acuario, para volver a subir, y descender a lo largo de la fotografía y finalmente caer al acuario, y volver a comenzar el ciclo. Una canaleta blanca hace que pasen desapercibidos los tubos de agua que suben y bajan de la foto junto con el sistema eléctrico.

A conclusión una pensada estructura con fin de obtener los resultados planteados al inicio del proyecto, una obra delicada, formal, racional o no, una obra en el que se entremezclase la imagen clásica con la contemporánea con un sentido incambiable en el tiempo, espero que quien se encuentre frente a la obra se estremezca como la primera vez que yo ví “La muerte de Marat”.

http://www.youtube.com/watch?v=pimtTYBlzC4

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