viernes, 15 de abril de 2011

LÍBIDO...

Éste PFC surge de un análisis y una búsqueda de un tema en concreto que siempre ha llamado la atención a muchos artistas a lo largo de la historia, del pasado y además perdurase en el presente y con expectativas de futuro: El morbo del erotismo, en concreto, la tensión entre el morbo y la belleza en el arte. Algo naturalmente humano, irremediablemente inextinguible.

El erotismo habla y se percibe a través del sexo, una atracción de la que ningún humano está exento, del correr de la libido por el órgano principal de su sistema nervioso. Etimológicamente es una derivación del latin libi:do, la segunda “i” se alarga. Aunque la pronunciación que más se extendió de la líbido y por tanto es errónea aunque aceptada por la Real Academia Española, en apariencia este error de pronunciación es debido a la palabra lívido que significa estar pálido.

La Libido también fue un concepto definido por el médico y neurólogo austriaco Sigmund Freud, entre otros.

¿Se puede controlar el deseo? ¿qué repercusiones tiene sobre nosotros, los demás y nuestro medio?
Si la mente se manifiesta abarrotada, cansada, empalagada, repelente a la absorción del contenido sexual, ¿qué podremos aspirar del nuestro físico?
Aunque la persona conste de los recursos físicos para excitarse, no servirá de nada si la mente está saturada, cohibida, o simplemente impregnada por malos recuerdos de experiencias pasadas, u otras reflexiones como pueden ser la carencia del apetito sexual.

Ésta será la protagonista del proyecto; la libido representada desde los ojos de la fotografía, fotografía narrativa y figurativa, una fotografía escultórica que interactúe de forma psicológica con el receptor. Libido como un concepto genérico a todos, y que cada cual según su relación con ella interpretará de una forma u otra, pero desde una apertura inicial siempre excitante y estética, al menos así se mostrará la obra.


Las necesidades humanas son abundantes, nuestro motor sin su satisfacción difícilmente podría siquiera funcionar en muchos de los posibles casos, varían según el momento, la situación, la etapa vital en la que se manifiesten… El amor, el relax, la comodidad, el romanticismo, la adrenalina, el sexo, el morbo, el placer, el culto a la mente; la numeración podría continuar casi sin cese, cada mundo personal es capaz de generar tantas necesidades como particularidades diversas e infinitas posee cada cual. No obstante son estas las que se van a trabajar y proyectar en la obra, el erotismo y el morbo como la representación a la libido, como éste deseo influye en nosotros, como modifica nuestro comportamiento y, sobre todo, la atracción que conlleva aquello que la potencia.
A partir de estas reflexiones, partimos al desarrollo de la idea en función de lo pensado e integrado como conocimiento pero con la actitud de absorción de amplitud de aprendizaje hacia todo lo que envuelve la libido.


El morbo, el sexo, el amor y el placer se presentan como el principal contenido del significado del proyecto. Entendiéndolo como conjunto de necesidades que precisan su satisfacción, ocuparían una posición bien alta de la lista de las necesidades en lo que a su ansia de ser saciadas se refiere, intención principal de la obra, también plasmar este deseo que consigue conducir el comportamiento humano. Una obra en la que se sugiere el reflejo de un preciso momento de la vida cotidiana, ….todos somos , hemos sido o seremos objeto de deseo para alguien, aunque sea en un mínimo aspecto.

De otra jugosa concepción en cuanto a erotismo encontramos a “Eros y Tanatos”. El aspecto que interesa es en este caso evidentemente el erotismo (Eros). Los griegos utilizaban la palabra Eros para referirse al amor apasionado y al deseo sensual. El dios Eros fue el encargado de representar este sentimiento.

En la lengua española, el término erotismo se implica directamente con la sexualidad, refiriéndonos tanto a la correspondencia en respecto a la práctica sexual física como a sus representaciones. El erotismo suele ser mirado en conjunto con la libido, pues trata de todo aquello que proviene de la zona libídica en relación con el sexo y el amor. No obstante, existe una dualidad entre el amor erótico y el amor romántico, ya que el primero ha transformado la asociación principal del amor en general (que es caritativo y, se supone, alaba la sensualidad).



Generalmente, solemos citar como arte erótico aquel que incita un placer que se compromete con el cuerpo. Sin embargo, nos dice George Bataille:




Esta cita corresponde al último libro de Georges Bataille, Les Larmes d’Eros (1961) (Las lágrimas de Eros), en el que el autor francés aborda una problemática clásica: las relaciones íntimas entre Eros y Tánatos, entre el poderío sexual y el instinto mortal.
Las identidades que Eros y Tánatos comparten únicamente toma y cobra sentido para Bataille en el contexto de la experiencia dentro de lo sagrado. Desde tiempos ancestrales El erotismo a sido objeto de un tabú, de una prohibición que ilumina lo prohibido.
Tanto en lo sagrado como en el erotísmo, es imposible que exista la prohibición sin la trasgresión. Desde el mismo momento en que es pronunciada, la prohibición da lugar al retorno de lo excluido; en los sacrificios religiosos la violencia toma un traje de valor, prestigio y belleza, lo que para Bataille supone los límites del erotismo. Así vemos la curiosa relación erotismo y sacramento.

Como comentaba al principio del texto La Libido también fue un concepto definido por el médico y neurólogo austriaco Sigmund Freud, el sexo prevalece en la mayoría de sus teorías, lo manifiesta su concepción del término, según este profesional el título de este proyecto es la energía principal que mueve la vida de cualquier individuo, una energía que se encarga de dirigir la conducta, por tanto, la pulsión sexual, la acción y el comportamiento están íntimamente ligados a la libido.

Dos artistas en particular que tratan el morbo como tema vertebral son Damien Hirst y Andrés serrano, entendidos que han influenciado directamente en la formación del proyecto PFC, dedican su creación de arte de un modo diferente al habitual, macabro, lleno de curiosidad y morbo. La sangre, la violencia, el sexo, la muerte y la religión son sus principales temáticas.
Una forma de expresión que ha sido muy criticada creando polémica. Algunas personas catalogan a Damien Hirst y a Andrés Serrano como artístas ofensivos, blasfemos y provocativos pero que finalmente han tenido un gran éxito, tanto artístico como comercial.

Con la aparición a mediados del siglo XIX de la fotografía, se extendió la práctica de retratar a los muertos. Hoy en día éstas imágenes inquietantes dejarían congelado a cualquiera, una aversión casi patológica, al igual que los retratos de Andrés Serrano.
En algunos museos como el MOMA como en los fondos de varias bibliotecas Europeas y de América Latina existen colecciones fotográficas que reflejan el “Memento mori” (momento muerto). Son retratos, sobre todo de niños, que muestran al difunto vestido con sus mejores galas y con actitud y pose que imitan la vida cotidiana, aun con los ojos abiertos haciendo creer que la persona sigue viva. Estas imágenes que hoy nos parecen terroríficas y bastante tabú transmitían sensaciones muy diferentes en la época en la que fueron tomadas. El “memento mori” era considerado una iconografía del entierro y un recuerdo nostálgico, con la esperanza de la existencia de un mas allá. La muerte es vista como una transición, como algo intrínseco a la vida misma, y más en aquellos años donde la mortalidad infantil no tenía distinción entre religión o posición social.
A mediados del siglo XX la práctica de la fotografía “memento mori” desapareció y se hizo tabú. Se abandonó la práctica totalmente. Aumentó la esperanza de vida y hubo grandes avances médicos, y sobre todo cambió la actitud con respecto a la muerte, que condujo a su negación absoluta asta el presente. La fotografía de Andrés Serrano alude indirectamente al post-morten, pero esta vez sin preocuparse de la estética ni el estado del cuerpo. El tema tabú es ignorado por momentos y la muerte está representada de la manera más violenta posible, suicidios, cuerpos quemados, etc… la belleza de lo morboso. La prohibición despierta las ganas de corromperla.



En la Grecia Antigua, el hombre era quien ocupaba el centro del universo. Hoy en día la competición en el mercado ha conducido a los artesanos de antaño a aumentar considerablemente la capacidad de producción para generar unas cantidades abusivas de objetos que al fin y al cabo no son necesariamente útiles, como puede ser el exprimidor de Alessi. Buscando según las teorías Darwinianas la belleza perfecta, el objeto perfecto. El morbo de lo extravagante, bello y a la vez extraño. El hombre ha pasado a ser un segundo plano.

Hoy en día la gente se siente atraída por objetos de la vida cotidiana diferentes a las convencionales como pueden ser un Ferrari, unos Global de aleación japonesa o un simple ordenador Macintosh, y creemos ser más felices inconscientemente poseyéndolos. El morbo de lo bello nos guía y nos controla de una manera exagerada, cegándonos de la realidad.



La falta de ganas de subsistir junto con mi falta de motivación, la situación meteorológica y social de Inglaterra y como factor principal el casi nulo nivel de atracción hacia cualquier cosa animada o no que pudiese aportar satisfacción, me permitieron apreciar tan sólo por encima, aquellas situaciones, personas o cosas que estuviesen dotadas de un alto grado de morbo. Éste es el punto principal e impulsador de la idea. Reflexiones sobre dar una importancia extrema a la falta de libido o de autodestrucción como algo romántico y atrayente, me condujeron a la investigación general del morbo. A lo largo de los viajes posteriores por Europa, indagué sobre la variación del morbo dependiendo de las zonas, como pueden ser Holanda, Alemania, Francia e Inglaterra entre otras. Curiosamente, sin importar las condiciones variantes, sociales, culturales o de cualquier índole, la conclusión es siempre coincidente, en líneas masificadas, el morbo va de la mano o escondiendo la libido.



El carácter de las situaciones o del que dotemos a nuestras obras es independiente a la belleza o elegancia para evocar el morbo. Aún sabiendo esto, la mayoría de las veces es el morbo sexual aquel que mueve la libido, el tipo de morbo que más nos va a condicionar.
Frente a una obra de arte que emociona y conmueve profundamente, uno siente algo parecido al deseo físico: deseamos poseer de algún modo ese cuadro, la música, la obra de arte.

Hemos entrado en la era del lujo y el Tanatos donde la curiosidad surge de lo bien hecho, de lo “bello”, de lo artificial. Hemos dejado atrás al Eros y Tanatos, al menos en el mundo industrializado, solo queda el arte como forma de representación de éstos.

Señores y señoras, dejen sus pertenencias así como bolsos y mochilas en la consigna y les dejaré pasar ( Seguridad para la exposición del famoso cráneo de diamantes de Damián Hirst)

El morbo siempre está presente.



7…Bibliografía.

-Exposición, “Lágrimas de Eros” Madrid 2010.

-Freud, Psicoanálisis sexual editorial: 4 Filtraciones. Emil Ludwig
1970.

-Sigmund Freud, “Tres ensayos sobre teoría sexual”. Editorial: Alianza
1999.

-Georges Bataille, Las lágrimas de Eros. Trad:David Fernández. España,
Tusquets, 1997.

-Sigmund Freud, La pérdida de la realidad en la neurosis y en la psicosis 1924.

- Sigmund Freud, Obras Completas. VII. Edición. 1935.

- Eduard Punset, El viaje al amor. Las nuevas claves científicas. Editorial Booked.

-Definición.de: definición de erotismo. (citas de Internet)

-El erotismo en el arte. (asociación Ave) por Elena Bossi. Artistas Visuales del Erotismo.

-C. Freeland. Art Theory. P.4,5.

-Andrés Serrano. Body and Soul.

-Damien Hirst. The biopsy paintings & other Works. P.22.

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