viernes, 27 de abril de 2012
viernes, 15 de abril de 2011
Los matices de Eros.
Las necesidades humanas son abundantes, nuestro motor sin su satisfacción difícilmente podría siquiera funcionar en muchos de los posibles casos, varían según el momento, la situación, la etapa vital en la que se manifiesten… El amor, el relax, la comodidad, el romanticismo, la adrenalina, el sexo, el morbo, el placer, el culto a la mente; la numeración podría continuar casi sin cese, cada mundo personal es capaz de generar tantas necesidades como particularidades diversas e infinitas posee cada cual. Personalmente el morbo, el sexo, el amor y el placer ocuparían el tope de la lista que más que ninguna otra ansia ser saciada, pretendo con esto dejar clara mi intención en la obra. Una fotografía de 150cm de ancho por 103 de alto en el que se sugiere el reflejo de un preciso momento de la vida cotidiana, instantes occidentales que a generales rasgos aportan y buscan lo mismo para quienes la toman. La ducha; tan distinta según quién y en qué día, sin embargo, todos somos , hemos sido o seremos objeto de deseo para alguien, aunque sea en un mínimo aspecto, ¿no se palpa la relación de la ducha con el erotismo?
La fotografía está formada por 15 secuencias de la ducha, con un sistema de iluminación a sus espaldas y un goteo permanente de agua a lo largo y ancho de la base de la fotografía, así se busca la interacción más cercana y directa con el receptor, que pueda palpar y sentir el agua con las manos y así se integren de forma más profunda visión, pensamiento, tacto y espíritu en una experimentación por el descubrimiento sensitivo.
La iluminación en recordatorio a los rayos de sol entrando por la ventana mientras golpea un cuerpo femenino, brillante, desnudo, que confía y se deja llevar como las hojas que caen al río y se dejan morir será uno de los impactos a causar. “Eros y Tanatos”.
Las diferentes y múltiples sensaciones de una ducha bailan con el mismo ritmo y son de la misma dinámica que envuelve el carácter erótico-visual del proyecto.
El agua, elemento natural, sustancia conductora de energía, es uno de los medios propios para la explotación y expresión de idea que proporciona como recurso; la sensación de deslizarse por ella, sentir como te lleva y como aclara la piel, el pelo, la mente, la sed. Notar como el fluido recorre el cuerpo siguiendo un curso alocado por entre las curvas, bordeando los relieves de una fémina en fusión con la provocación de fuerza acuática, siempre energética, además de tentativa en esta ocasión.
El hecho de que aparezca una mujer y no su opuesto, se debe a su patente naturaleza suprema de belleza con respecto a la del hombre, también por mi pasión, quizá obsesiva del cuerpo femenino, la perfección natural materializada a partir de la esencia…la obra maestra, arte en sí, la belleza, la feminidad merecida de un reconocimiento que muchos artistas han sabido resaltar, y que estoy seguro siempre debe y ocupará lugar de inspiración artística .
La oscuridad de la fotografía crea un mundo de morbo tímido, en la que se esconden filosofías, que no parecen querer ser descifradas ni escuchadas, que se pierden tras el negro de las sombras, y que junto con la penumbra, centra la atención en la clave de la secuencia, en el desnudo del cuerpo. La pretensión es recrear la sensación semejante a la de estar en un sueño del que no querrías despertar.
Mi objetivo vertebral es que el visitante interactúe sentimental y físicamente con la imagen, palpándola y sintiendo el momento y la suavidad del agua por la piel. Otra intención que tenía en mente es el uso de vapores de agua para empañar la imagen y así mejorar el contacto e interactuar con el cristal de tal manera que haga falta desempañar el cristal con las manos para después poder ver la fotografía correctamente.
Esta obra inmortaliza el erotismo y lo bonito del morbo inexplorado. Un poco la luminosidad de la esperanza, en alto contraste con el neoclásico francés, y su simbología físicamente perceptible, influencia de mi atracción por la pintura del siglo XVIII, en especial, por la obra de Jacques Louis David “La muerte de Marat”.
Para llevar a cabo esta obra he necesitado imprimir la fotografía sobre una plancha de metacrilato transparente de 150cm. de ancho por 103cm. de alto, elegí esta escala porque así se provoca y facilita el diálogo entre la obra y el espectador, de una forma más directa.
Lo que prima en el metacrilato con respecto al cristal es que es más resistente, ligero y fácil de transportar, ganándole también en precio. La fotografía lleva un aislante térmico especial para evitar que ésta entre en contacto con el agua y despreocuparse pues del deterioro que se ocasionaría sin no contásemos con el aislante. La fotografía ya montada está sujeta por cuatro brazos de hierro; dos arriba y dos abajo paralelamente colocados. Éstos van provistos de embellecedores de acero que hacen que la imagen se presente con delicadeza. Los brazos de hierro se sitúan en diagonal hacia una placa base situada a 15 centímetros por detrás de la fotografía, también de hierro. Ésta, para finalizar, va atornillada a la pared, de manera que la soporta toda ella. Destacando del hierro en este caso su color, un naranja óxido que se asemeja a la luz y tonalidad de la obra y su significado, también su bajo coste, con el inconveniente de las soldaduras, bastante complicadas de realizar por el grosor. Entre la placa base de hierro y la fotografía(15cm.) van estructurados tres tubos de luz alineados paralelamente y en posición horizontal, sujetos a la placa base por la parte interna y de detrás de la fotografía, y proporcionarán luz y viveza a la fotografía que está expresamente oscurecida y diseñada para que la luz artificial no modifique los planos ni la luz existente. Estos tubos son de bajo consumo y ahorro energético asi como de forma ergonómica para con la obra. Sus inconvenientes son las altas temperaturas que se desarrollan por los focos de luz, sin gran impacto pues se ha utilizado la fotografía en formato especial con aguante de hasta 300 grados. Para evitar que la luz se escape por los laterales de la obra la placa base tiene una continuación de chapa a lo largo y ancho de los brazos diagonales que la unen con la fotografía. Y así se repite en los laterales, alargándose hasta quedar a unos escasos centímetros de la foto. El conjunto de la obra se asemeja a los formatos de televisores planos que se fabrican en la actualidad. Para terminar ajustes, está provista de un riego de agua situado arriba del rectángulo y a lo largo de toda la foto en formato horizontal, formado por un tubo rígido de p.v.c. transparente con minúsculos agujeros hechos con alfiler caliente, por los cuales sale el agua con poco caudal de modo que desciende por toda la base de la fotografía hasta caer en un acuario de 160cm de largo, 30 cm de ancho y 30 de alto , imitador de un plato de ducha. Toda el agua está impulsada de forma rotatoria por una bomba de agua de 200w que está colocada dentro del acuario, para volver a subir, y descender a lo largo de la fotografía y finalmente caer al acuario, y volver a comenzar el ciclo. Una canaleta blanca hace que pasen desapercibidos los tubos de agua que suben y bajan de la foto junto con el sistema eléctrico.
A conclusión una pensada estructura con fin de obtener los resultados planteados al inicio del proyecto, una obra delicada, formal, racional o no, una obra en el que se entremezclase la imagen clásica con la contemporánea con un sentido incambiable en el tiempo, espero que quien se encuentre frente a la obra se estremezca como la primera vez que yo ví “La muerte de Marat”.
http://www.youtube.com/watch?v=pimtTYBlzC4
La fotografía está formada por 15 secuencias de la ducha, con un sistema de iluminación a sus espaldas y un goteo permanente de agua a lo largo y ancho de la base de la fotografía, así se busca la interacción más cercana y directa con el receptor, que pueda palpar y sentir el agua con las manos y así se integren de forma más profunda visión, pensamiento, tacto y espíritu en una experimentación por el descubrimiento sensitivo.
La iluminación en recordatorio a los rayos de sol entrando por la ventana mientras golpea un cuerpo femenino, brillante, desnudo, que confía y se deja llevar como las hojas que caen al río y se dejan morir será uno de los impactos a causar. “Eros y Tanatos”.
Las diferentes y múltiples sensaciones de una ducha bailan con el mismo ritmo y son de la misma dinámica que envuelve el carácter erótico-visual del proyecto.
El agua, elemento natural, sustancia conductora de energía, es uno de los medios propios para la explotación y expresión de idea que proporciona como recurso; la sensación de deslizarse por ella, sentir como te lleva y como aclara la piel, el pelo, la mente, la sed. Notar como el fluido recorre el cuerpo siguiendo un curso alocado por entre las curvas, bordeando los relieves de una fémina en fusión con la provocación de fuerza acuática, siempre energética, además de tentativa en esta ocasión.
El hecho de que aparezca una mujer y no su opuesto, se debe a su patente naturaleza suprema de belleza con respecto a la del hombre, también por mi pasión, quizá obsesiva del cuerpo femenino, la perfección natural materializada a partir de la esencia…la obra maestra, arte en sí, la belleza, la feminidad merecida de un reconocimiento que muchos artistas han sabido resaltar, y que estoy seguro siempre debe y ocupará lugar de inspiración artística .
La oscuridad de la fotografía crea un mundo de morbo tímido, en la que se esconden filosofías, que no parecen querer ser descifradas ni escuchadas, que se pierden tras el negro de las sombras, y que junto con la penumbra, centra la atención en la clave de la secuencia, en el desnudo del cuerpo. La pretensión es recrear la sensación semejante a la de estar en un sueño del que no querrías despertar.
Mi objetivo vertebral es que el visitante interactúe sentimental y físicamente con la imagen, palpándola y sintiendo el momento y la suavidad del agua por la piel. Otra intención que tenía en mente es el uso de vapores de agua para empañar la imagen y así mejorar el contacto e interactuar con el cristal de tal manera que haga falta desempañar el cristal con las manos para después poder ver la fotografía correctamente.
Esta obra inmortaliza el erotismo y lo bonito del morbo inexplorado. Un poco la luminosidad de la esperanza, en alto contraste con el neoclásico francés, y su simbología físicamente perceptible, influencia de mi atracción por la pintura del siglo XVIII, en especial, por la obra de Jacques Louis David “La muerte de Marat”.
Para llevar a cabo esta obra he necesitado imprimir la fotografía sobre una plancha de metacrilato transparente de 150cm. de ancho por 103cm. de alto, elegí esta escala porque así se provoca y facilita el diálogo entre la obra y el espectador, de una forma más directa.
Lo que prima en el metacrilato con respecto al cristal es que es más resistente, ligero y fácil de transportar, ganándole también en precio. La fotografía lleva un aislante térmico especial para evitar que ésta entre en contacto con el agua y despreocuparse pues del deterioro que se ocasionaría sin no contásemos con el aislante. La fotografía ya montada está sujeta por cuatro brazos de hierro; dos arriba y dos abajo paralelamente colocados. Éstos van provistos de embellecedores de acero que hacen que la imagen se presente con delicadeza. Los brazos de hierro se sitúan en diagonal hacia una placa base situada a 15 centímetros por detrás de la fotografía, también de hierro. Ésta, para finalizar, va atornillada a la pared, de manera que la soporta toda ella. Destacando del hierro en este caso su color, un naranja óxido que se asemeja a la luz y tonalidad de la obra y su significado, también su bajo coste, con el inconveniente de las soldaduras, bastante complicadas de realizar por el grosor. Entre la placa base de hierro y la fotografía(15cm.) van estructurados tres tubos de luz alineados paralelamente y en posición horizontal, sujetos a la placa base por la parte interna y de detrás de la fotografía, y proporcionarán luz y viveza a la fotografía que está expresamente oscurecida y diseñada para que la luz artificial no modifique los planos ni la luz existente. Estos tubos son de bajo consumo y ahorro energético asi como de forma ergonómica para con la obra. Sus inconvenientes son las altas temperaturas que se desarrollan por los focos de luz, sin gran impacto pues se ha utilizado la fotografía en formato especial con aguante de hasta 300 grados. Para evitar que la luz se escape por los laterales de la obra la placa base tiene una continuación de chapa a lo largo y ancho de los brazos diagonales que la unen con la fotografía. Y así se repite en los laterales, alargándose hasta quedar a unos escasos centímetros de la foto. El conjunto de la obra se asemeja a los formatos de televisores planos que se fabrican en la actualidad. Para terminar ajustes, está provista de un riego de agua situado arriba del rectángulo y a lo largo de toda la foto en formato horizontal, formado por un tubo rígido de p.v.c. transparente con minúsculos agujeros hechos con alfiler caliente, por los cuales sale el agua con poco caudal de modo que desciende por toda la base de la fotografía hasta caer en un acuario de 160cm de largo, 30 cm de ancho y 30 de alto , imitador de un plato de ducha. Toda el agua está impulsada de forma rotatoria por una bomba de agua de 200w que está colocada dentro del acuario, para volver a subir, y descender a lo largo de la fotografía y finalmente caer al acuario, y volver a comenzar el ciclo. Una canaleta blanca hace que pasen desapercibidos los tubos de agua que suben y bajan de la foto junto con el sistema eléctrico.
A conclusión una pensada estructura con fin de obtener los resultados planteados al inicio del proyecto, una obra delicada, formal, racional o no, una obra en el que se entremezclase la imagen clásica con la contemporánea con un sentido incambiable en el tiempo, espero que quien se encuentre frente a la obra se estremezca como la primera vez que yo ví “La muerte de Marat”.
http://www.youtube.com/watch?v=pimtTYBlzC4
Entre el morbo y el erotismo.
Resumen.
Éste proyecto representa fielmente el erotismo y el morbo de la libido mediante el desnudo en la imitación de la cultura griega.
El objetivo de esta obra es traspasar y compartir los sentimientos carnales con el espectador al igual que la libido haciendo por la ausencia de una obra rígida y sin vida.
Se va a realizar a través de una metodología flexible pero fiel al concepto principal de la obra a fin de provocar la excitación del receptor.
Introducción y análisis teórico y conceptual de la obra.
El erotismo habla y se percibe a través del sexo, una atracción de la que ningún humano está exento, del correr de la libido por el órgano principal de su sistema nervioso, en concreto y según el diccionario de la Real Academia Española, la palabra debe pronunciarse como llana (libido) y no como esdrújula (líbido), porque deriva del latín libi:do, con i: larga en la segunda. Sin embargo, la pronunciación más extendida, aunque errónea, es la líbido, seguramente por influencia de la palabra lívido (con acento agudo en la primera i y con v), que significa ‘muy pálido’ (estar lívido).
También es común que se le añada el artículo singular masculino el, pero en realidad se trata de un sustantivo femenino y, por consiguiente, debe llevar el artículo la.
Libido es también un concepto descrito por Sigmund Freud, científico por excelencia en cuyas teorías siempre primaba el sexo, lo demuestra su concepción del término, como la energía vital general de la persona (energía psíquica profunda que orienta el comportamiento hacia un fin y se descarga al conseguirlo) y entendiendo la mente como un sistema que autorregula la libido, gracias a una lucha entre tendencias, la dialéctica interna de la libido. Desde la óptica freudiana por tanto, libido es la energía de las pulsiones sexuales, el afecto que se encuentra ligado a determinada pulsión. Si bien los trabajos iniciales de Freud la definieron desde un punto de vista únicamente sexual, sus últimas obras reconsideraron el término y lo ampliaron, aplicándolo a otros ámbitos, como hemos explicado, hacia la energía productiva y vital de todo ser humano.
La mente desempeña un papel fundamental en el sexo, en el que entran como personajes principales la libido y el sexo, pero ¿existe una manera de favorecer el desenvolvimiento de éstos?
Si la mente se encuentra saturada, aburrida, poco propensa a estar sexualmente receptiva, ¿qué se podrá pretender del físico?
Aún siendo la persona físicamente capaz de excitarse, de nada servirá si la mente puede está inhibida o simplemente saturada por malas experiencias pasadas u otras razones como una falta o insuficiencia de deseo o de libido.
Ésta será la protagonista en mi proyecto; la libido.
Las necesidades humanas son abundantes, nuestro motor sin su satisfacción difícilmente podría siquiera funcionar en muchos de los posibles casos, varían según el momento, la situación, la etapa vital en la que se manifiesten… El amor, el relax, la comodidad, el romanticismo, la adrenalina, el sexo, el morbo, el placer, el culto a la mente; la numeración podría continuar casi sin cese, cada mundo personal es capaz de generar tantas necesidades como particularidades diversas e infinitas posee cada cual.
Personalmente el morbo, el sexo, el amor y el placer ocuparían el tope de la lista que más que ninguna otra ansia ser saciada, pretendo con esto dejar clara mi intención en la obra. Una obra en la que se sugiere el reflejo de un preciso momento de la vida cotidiana, instantes occidentales que a generales rasgos aportan y buscan lo mismo para quienes la toman. La ducha; tan distinta según quién y en qué día, sin embargo, todos somos , hemos sido o seremos objeto de deseo para alguien, aunque sea en un mínimo aspecto, ¿no se palpa la relación de la ducha con el erotismo?
De otra jugosa concepción en cuanto a erotismo encontramos a “Eros y Tanatos”. El aspecto que me interesa es en este caso evidentemente el erotismo (Eros). Los griegos utilizaban la palabra Eros para referirse al amor apasionado y al deseo sensual. El dios Eros fue el encargado de representar este sentimiento.
En la lengua española, el término erotismo connota y denota lo relacionado con la sexualidad, tanto en respecto al acto sexual físico como a sus proyecciones. El erotismo suele ser observado en combinación con la libido, pues trata de todo aquello que proviene de la zona libídica en relación con el sexo y el amor. No obstante, existe una dicotomía entre el amor erótico y el amor romántico, ya que el primero ha transformado la asociación principal del amor en general (que es altruista y, se supone, sublima la sensualidad).
Aunque parezca extraño, el erotismo siempre está presente en la religión y en los sistemas de creencias. En el catolicismo, los textos místicos de San Juan de la Cruz incluyen una retórica que rebosa de erotismo dirigido a la deidad. En otras religiones, por otra parte, existía una prostitución sagrada que llegó hasta la Grecia clásica. Tampoco puede dejar de mencionarse al popular libro del Kama Sutra, una exaltación a la sexualidad perteneciente al hinduismo.
Hoy en día, el interés erótico de una persona o de un objeto suele ser calificado con el adjetivo sexy, proveniente del idioma inglés, al igual, el erotismo también puede ser confundido con el fetichismo, que es la derivación de la libido hacia ciertos objetos o partes del cuerpo.
En el ámbito literario, uno de sus principales exponentes es el Marqués de Sade, condenado en su época por ejercer el libertinaje de manera pública y por acompañar sus intereses sexuales además, con dosis de violencia, lo que nos muestra la evolución transgresora que el erotismo ha sufrido al tiempo que como por ejemplo, la tecnología.
En general, se suele nombrar como arte erótico aquel que provoca un placer que involucra al cuerpo. Sin embargo, nos dice George Bataille:
“La mera actividad sexual es diferente del erotismo; la primera se da en la vida animal , y tan sólo la vida humana muestra una actividad que determina, tal vez, un ‘aspecto diabólico’ al cual conviene la denominación de erotismo. Aquellos que tan frecuentemente se representaron a sí mismos en estado de erección sobre las paredes de una caverna no se diferenciaban únicamente de los animales a causa del deseo que de esta manera estaba asociado -en principio- a la esencia de su ser. Lo que sabemos de ellos nos permite afirmar que sabían -cosa que los animales ignoraban- que morirían.”
Esta cita pertenece al último libro de Georges Bataille, Les Larmes d’Eros (1961), donde el autor francés aborda un problema clásico: la íntima relación entre Eros y Tánatos, entre la pulsión sexual y el instinto de muerte. Tanto en la muerte como en la consumación erótica regresamos, desde la discontinuidad de la vida individual, a la continuidad originaria del ser.
La identidad entre Eros y Tánatos sólo cobra sentido para Bataille en el contexto de la experiencia de lo sagrado. El erotismo es objeto de un tabú, de una prohibición que ilumina lo prohibido.
En el erotismo, como en lo sagrado, la prohibición no existe sin la trasgresión. Desde el momento en que es formulada, la prohibición provoca el retorno de lo excluido; los impulsos reprimidos regresan en el sacrificio religioso, donde su violencia es moldeada como un material precioso y peligroso. El sacrificio es para Bataille el escenario último del erotismo.
Dada esa afinidad con lo sagrado, parece natural aproximarse al erotismo, como lo hizo Bataille, a través del mito.
La obra pictórica de la exposición Lágrimas de Eros mostrada a principios de 2010 en Madrid se basa en un puñado de mitos, tanto grecorromanos como judeocristianos. La primera figura es Venus recién nacida, cuya belleza pura e intacta esconde la más horrible transgresión: según Hesíodo la diosa surgió del semen de Urano, castrado por su hijo Cronos. Como contrapunto bíblico de Venus aparece Eva, tentada y tentadora a la vez; los artistas modernos reinterpretan la caída excluyendo a Adán para concentrarse en la complicidad entre la mujer y la serpiente.
La tentación domina también en los capítulos siguientes. Esfinges y sirenas son criaturas ambiguas: la terrible esfinge encierra un secreto poder de seducción, mientras que las adorables ninfas y sirenas albergan la amenaza de la muerte en el agua. Con las tentaciones de San Antonio entra en escena el voyeur, el mirón, con su actitud equívoca, a la vez participante y distante, activa e inactiva.
Las secciones posteriores abordan la consumación erótica, concebida por Bataille, por analogía con el sacrificio religioso, como un acto de violencia espiritual. San Sebastián y Andrómeda son dos versiones, masculina y femenina, cristiana y pagana, de un erotismo de la dominación y la sumisión. En el capítulo “El beso”, los amantes luchan por superar sus límites individuales para fundirse en un solo ser, y esa fusión entraña una violencia abierta o latente, una pasión caníbal por devorar al otro o por vampirizarlo.
Si la primera exposición, en el museo Thyssen-Boremisza, explora los peligros mortales de Eros, en la segunda parte, en la sala de las Alhajas de la fundación de Caja Madrid, es la muerte misma la que se ve erotizada. (Tanatos) La muerte considerada bajo un doble aspecto; o bien suavizada y embellecida como hermana del sueño o bien presentada con rasgos terroríficos. En su versión eufemística, la muerte (como el sueño) posee el poder de infundir o intensificar el atractivo erótico. Esa muerte dulce desarma el cuerpo, le arrebata su resistencia y lo convierte en un pasivo objeto de deseo. La mirada deseante que contempla a Jacinto muerto es masculina; en el caso de Endimión dormido, la mirada es femenina: es la diosa de la luna quien, enamorada de Endimión, le pide a Zeus que lo haga dormir para siempre, para poder contemplarlo cada noche. En cuanto a los efectos estéticos y eróticos de la muerte sobre el cuerpo de la mujer están ilustrados por las figuras de dos bellas suicidas, cada una destinada a una aniquilación diferente: Cleopatra, a la petrificación marmórea, y Ofelia, a la disolución en el agua.
Los últimos capítulos de la exposición presentan otra concepción de la muerte, macabra y alegórica, encarnada en la calavera y en la cabeza cortada. La calavera pertenece a Maria Magdalena, la pecadora arrepentida y penitente, imagen viva de la confusión entre la agonía y el éxtasis amoroso. En las historias bíblicas de Judith y Holofernes, Salomé y el Bautista, David y Goliat, la cabeza cortada adquiere una variedad de usos: como trofeo de caza, objeto de meditación y fetiche sexual.
Es inmensa la belleza presentada en ésta exposición y creo, una de las más interesantes que he visitado desde hace bastante tiempo.
La naturaleza de Eros que se despliega en ésta exposición es, como la sexualidad infantil según la interpretación clásica de Freud, perversa poliforma. No sólo incorpora las mirada masculina y femenina, heterosexual y homosexual, sino una amplia variedad de parafilias: la aquafilia o pasión por el agua, la tricofilia u obsesión por la cabellera, el fetichismo clásico Freudiano en busca de sustitutos fálicos, el voyeurismo y el exhibicionismo, el bondage y el sadomasoquismo, la agalmatofilia fascinada por muñecas y maniquíes, el vampirismo y el canibalismo, la necrofilia y su hermana menor, la somnofilia, y por todas partes la dacrifilia o dacrilagnia, el deseo suscitado por las lágrimas.
Prefiero referirme aquí al erotismo en un sentido más amplio según el cual el arte siempre es erótico. Resulta difícil separar el placer en “espiritual” y “físico”, y el intento de entender el erotismo consiste, en este recorrido, en una búsqueda relacionada con el aspecto estético. Reflexionar acerca del erotismo con el fin de aproximarnos al arte en general.
Frente a una obra de arte que emociona y conmueve profundamente, uno siente algo parecido al deseo físico: deseamos poseer de algún modo ese cuadro, la música, la obra de arte. Ese deseo proviene de la conciencia de la propia muerte y de nuestra imposibilidad de conocer la realidad (Tanatos).
Estas y otras investigaciones alrededor del erotismo son las que marcan la línea de acción de mi proyecto artístico.
http://s3.amazonaws.com/data.tumblr.com/tumblr_ljk0sfOy8y1qj1sneo1_1280.jpg?AWSAccessKeyId=AKIAJ6IHWSU3BX3X7X3Q&Expires=1302997393&Signature=Fd6xecWQJkkePsNqrzMsHNMuhvk%3D
Éste proyecto representa fielmente el erotismo y el morbo de la libido mediante el desnudo en la imitación de la cultura griega.
El objetivo de esta obra es traspasar y compartir los sentimientos carnales con el espectador al igual que la libido haciendo por la ausencia de una obra rígida y sin vida.
Se va a realizar a través de una metodología flexible pero fiel al concepto principal de la obra a fin de provocar la excitación del receptor.
Introducción y análisis teórico y conceptual de la obra.
El erotismo habla y se percibe a través del sexo, una atracción de la que ningún humano está exento, del correr de la libido por el órgano principal de su sistema nervioso, en concreto y según el diccionario de la Real Academia Española, la palabra debe pronunciarse como llana (libido) y no como esdrújula (líbido), porque deriva del latín libi:do, con i: larga en la segunda. Sin embargo, la pronunciación más extendida, aunque errónea, es la líbido, seguramente por influencia de la palabra lívido (con acento agudo en la primera i y con v), que significa ‘muy pálido’ (estar lívido).
También es común que se le añada el artículo singular masculino el, pero en realidad se trata de un sustantivo femenino y, por consiguiente, debe llevar el artículo la.
Libido es también un concepto descrito por Sigmund Freud, científico por excelencia en cuyas teorías siempre primaba el sexo, lo demuestra su concepción del término, como la energía vital general de la persona (energía psíquica profunda que orienta el comportamiento hacia un fin y se descarga al conseguirlo) y entendiendo la mente como un sistema que autorregula la libido, gracias a una lucha entre tendencias, la dialéctica interna de la libido. Desde la óptica freudiana por tanto, libido es la energía de las pulsiones sexuales, el afecto que se encuentra ligado a determinada pulsión. Si bien los trabajos iniciales de Freud la definieron desde un punto de vista únicamente sexual, sus últimas obras reconsideraron el término y lo ampliaron, aplicándolo a otros ámbitos, como hemos explicado, hacia la energía productiva y vital de todo ser humano.
La mente desempeña un papel fundamental en el sexo, en el que entran como personajes principales la libido y el sexo, pero ¿existe una manera de favorecer el desenvolvimiento de éstos?
Si la mente se encuentra saturada, aburrida, poco propensa a estar sexualmente receptiva, ¿qué se podrá pretender del físico?
Aún siendo la persona físicamente capaz de excitarse, de nada servirá si la mente puede está inhibida o simplemente saturada por malas experiencias pasadas u otras razones como una falta o insuficiencia de deseo o de libido.
Ésta será la protagonista en mi proyecto; la libido.
Las necesidades humanas son abundantes, nuestro motor sin su satisfacción difícilmente podría siquiera funcionar en muchos de los posibles casos, varían según el momento, la situación, la etapa vital en la que se manifiesten… El amor, el relax, la comodidad, el romanticismo, la adrenalina, el sexo, el morbo, el placer, el culto a la mente; la numeración podría continuar casi sin cese, cada mundo personal es capaz de generar tantas necesidades como particularidades diversas e infinitas posee cada cual.
Personalmente el morbo, el sexo, el amor y el placer ocuparían el tope de la lista que más que ninguna otra ansia ser saciada, pretendo con esto dejar clara mi intención en la obra. Una obra en la que se sugiere el reflejo de un preciso momento de la vida cotidiana, instantes occidentales que a generales rasgos aportan y buscan lo mismo para quienes la toman. La ducha; tan distinta según quién y en qué día, sin embargo, todos somos , hemos sido o seremos objeto de deseo para alguien, aunque sea en un mínimo aspecto, ¿no se palpa la relación de la ducha con el erotismo?
De otra jugosa concepción en cuanto a erotismo encontramos a “Eros y Tanatos”. El aspecto que me interesa es en este caso evidentemente el erotismo (Eros). Los griegos utilizaban la palabra Eros para referirse al amor apasionado y al deseo sensual. El dios Eros fue el encargado de representar este sentimiento.
En la lengua española, el término erotismo connota y denota lo relacionado con la sexualidad, tanto en respecto al acto sexual físico como a sus proyecciones. El erotismo suele ser observado en combinación con la libido, pues trata de todo aquello que proviene de la zona libídica en relación con el sexo y el amor. No obstante, existe una dicotomía entre el amor erótico y el amor romántico, ya que el primero ha transformado la asociación principal del amor en general (que es altruista y, se supone, sublima la sensualidad).
Aunque parezca extraño, el erotismo siempre está presente en la religión y en los sistemas de creencias. En el catolicismo, los textos místicos de San Juan de la Cruz incluyen una retórica que rebosa de erotismo dirigido a la deidad. En otras religiones, por otra parte, existía una prostitución sagrada que llegó hasta la Grecia clásica. Tampoco puede dejar de mencionarse al popular libro del Kama Sutra, una exaltación a la sexualidad perteneciente al hinduismo.
Hoy en día, el interés erótico de una persona o de un objeto suele ser calificado con el adjetivo sexy, proveniente del idioma inglés, al igual, el erotismo también puede ser confundido con el fetichismo, que es la derivación de la libido hacia ciertos objetos o partes del cuerpo.
En el ámbito literario, uno de sus principales exponentes es el Marqués de Sade, condenado en su época por ejercer el libertinaje de manera pública y por acompañar sus intereses sexuales además, con dosis de violencia, lo que nos muestra la evolución transgresora que el erotismo ha sufrido al tiempo que como por ejemplo, la tecnología.
En general, se suele nombrar como arte erótico aquel que provoca un placer que involucra al cuerpo. Sin embargo, nos dice George Bataille:
“La mera actividad sexual es diferente del erotismo; la primera se da en la vida animal , y tan sólo la vida humana muestra una actividad que determina, tal vez, un ‘aspecto diabólico’ al cual conviene la denominación de erotismo. Aquellos que tan frecuentemente se representaron a sí mismos en estado de erección sobre las paredes de una caverna no se diferenciaban únicamente de los animales a causa del deseo que de esta manera estaba asociado -en principio- a la esencia de su ser. Lo que sabemos de ellos nos permite afirmar que sabían -cosa que los animales ignoraban- que morirían.”
Esta cita pertenece al último libro de Georges Bataille, Les Larmes d’Eros (1961), donde el autor francés aborda un problema clásico: la íntima relación entre Eros y Tánatos, entre la pulsión sexual y el instinto de muerte. Tanto en la muerte como en la consumación erótica regresamos, desde la discontinuidad de la vida individual, a la continuidad originaria del ser.
La identidad entre Eros y Tánatos sólo cobra sentido para Bataille en el contexto de la experiencia de lo sagrado. El erotismo es objeto de un tabú, de una prohibición que ilumina lo prohibido.
En el erotismo, como en lo sagrado, la prohibición no existe sin la trasgresión. Desde el momento en que es formulada, la prohibición provoca el retorno de lo excluido; los impulsos reprimidos regresan en el sacrificio religioso, donde su violencia es moldeada como un material precioso y peligroso. El sacrificio es para Bataille el escenario último del erotismo.
Dada esa afinidad con lo sagrado, parece natural aproximarse al erotismo, como lo hizo Bataille, a través del mito.
La obra pictórica de la exposición Lágrimas de Eros mostrada a principios de 2010 en Madrid se basa en un puñado de mitos, tanto grecorromanos como judeocristianos. La primera figura es Venus recién nacida, cuya belleza pura e intacta esconde la más horrible transgresión: según Hesíodo la diosa surgió del semen de Urano, castrado por su hijo Cronos. Como contrapunto bíblico de Venus aparece Eva, tentada y tentadora a la vez; los artistas modernos reinterpretan la caída excluyendo a Adán para concentrarse en la complicidad entre la mujer y la serpiente.
La tentación domina también en los capítulos siguientes. Esfinges y sirenas son criaturas ambiguas: la terrible esfinge encierra un secreto poder de seducción, mientras que las adorables ninfas y sirenas albergan la amenaza de la muerte en el agua. Con las tentaciones de San Antonio entra en escena el voyeur, el mirón, con su actitud equívoca, a la vez participante y distante, activa e inactiva.
Las secciones posteriores abordan la consumación erótica, concebida por Bataille, por analogía con el sacrificio religioso, como un acto de violencia espiritual. San Sebastián y Andrómeda son dos versiones, masculina y femenina, cristiana y pagana, de un erotismo de la dominación y la sumisión. En el capítulo “El beso”, los amantes luchan por superar sus límites individuales para fundirse en un solo ser, y esa fusión entraña una violencia abierta o latente, una pasión caníbal por devorar al otro o por vampirizarlo.
Si la primera exposición, en el museo Thyssen-Boremisza, explora los peligros mortales de Eros, en la segunda parte, en la sala de las Alhajas de la fundación de Caja Madrid, es la muerte misma la que se ve erotizada. (Tanatos) La muerte considerada bajo un doble aspecto; o bien suavizada y embellecida como hermana del sueño o bien presentada con rasgos terroríficos. En su versión eufemística, la muerte (como el sueño) posee el poder de infundir o intensificar el atractivo erótico. Esa muerte dulce desarma el cuerpo, le arrebata su resistencia y lo convierte en un pasivo objeto de deseo. La mirada deseante que contempla a Jacinto muerto es masculina; en el caso de Endimión dormido, la mirada es femenina: es la diosa de la luna quien, enamorada de Endimión, le pide a Zeus que lo haga dormir para siempre, para poder contemplarlo cada noche. En cuanto a los efectos estéticos y eróticos de la muerte sobre el cuerpo de la mujer están ilustrados por las figuras de dos bellas suicidas, cada una destinada a una aniquilación diferente: Cleopatra, a la petrificación marmórea, y Ofelia, a la disolución en el agua.
Los últimos capítulos de la exposición presentan otra concepción de la muerte, macabra y alegórica, encarnada en la calavera y en la cabeza cortada. La calavera pertenece a Maria Magdalena, la pecadora arrepentida y penitente, imagen viva de la confusión entre la agonía y el éxtasis amoroso. En las historias bíblicas de Judith y Holofernes, Salomé y el Bautista, David y Goliat, la cabeza cortada adquiere una variedad de usos: como trofeo de caza, objeto de meditación y fetiche sexual.
Es inmensa la belleza presentada en ésta exposición y creo, una de las más interesantes que he visitado desde hace bastante tiempo.
La naturaleza de Eros que se despliega en ésta exposición es, como la sexualidad infantil según la interpretación clásica de Freud, perversa poliforma. No sólo incorpora las mirada masculina y femenina, heterosexual y homosexual, sino una amplia variedad de parafilias: la aquafilia o pasión por el agua, la tricofilia u obsesión por la cabellera, el fetichismo clásico Freudiano en busca de sustitutos fálicos, el voyeurismo y el exhibicionismo, el bondage y el sadomasoquismo, la agalmatofilia fascinada por muñecas y maniquíes, el vampirismo y el canibalismo, la necrofilia y su hermana menor, la somnofilia, y por todas partes la dacrifilia o dacrilagnia, el deseo suscitado por las lágrimas.
Prefiero referirme aquí al erotismo en un sentido más amplio según el cual el arte siempre es erótico. Resulta difícil separar el placer en “espiritual” y “físico”, y el intento de entender el erotismo consiste, en este recorrido, en una búsqueda relacionada con el aspecto estético. Reflexionar acerca del erotismo con el fin de aproximarnos al arte en general.
Frente a una obra de arte que emociona y conmueve profundamente, uno siente algo parecido al deseo físico: deseamos poseer de algún modo ese cuadro, la música, la obra de arte. Ese deseo proviene de la conciencia de la propia muerte y de nuestra imposibilidad de conocer la realidad (Tanatos).
Estas y otras investigaciones alrededor del erotismo son las que marcan la línea de acción de mi proyecto artístico.
http://s3.amazonaws.com/data.tumblr.com/tumblr_ljk0sfOy8y1qj1sneo1_1280.jpg?AWSAccessKeyId=AKIAJ6IHWSU3BX3X7X3Q&Expires=1302997393&Signature=Fd6xecWQJkkePsNqrzMsHNMuhvk%3D
Tension between morbid and beauty... essay UK 2008
Tension between morbid and beauty.
Why I can get caught with the images of Damien Hirst and Andres Serrano and yet be unable to live with them? Or maybe yes?
The two artists who i want to talk about are particularly Damien Hirst and Andres Serrano, two artists dedicated to creating art in a different way to usual, in a macabre, full of curiosity and morbid, blood, violence, sex, death and religion.
A form of expression that has been criticized in many ways creating polemics, some people catalog Hirst and Serrano like offensive artists, blasphemous and provocative, others would like to change in membership of the work, be part of it.
“Damien Hirst, the britpack artist who sparked controversy in the 1990s by displaying macabre high-tech exhibits of dead sharks, sliced cows, or lambs in vitrines of formaldehyde, has parlayed his notoriety into success with his popular Pharmacy restaurant in london. It is hard to imagine how hirst's tableaux of rotting meat (complete with maggots) helped his image in the food business-but fame works in mysterious ways”. The beauty and the morbid...
“Some of the most infamous art of recent decades became controversial because of its startling presentation of human bodies and body fluids. At the 1999 sensation exhibit at the brooklyn museum of art, the most controversial artwork (virgin mary' by chris ofili) even used elephant dung. Controversy erupted about funding of the US national endowment for the arts (NEA) in the late 1980s after bodies were penetrated and exposed, as blood, urine, and semen became newly prominent in art. Images like Andres Serrano's piss christ (1987) and Robert Mapplethorpe's Jim and Tom, Sausalito (1977) (wich showed one man urinating into another man's mouth) became key targets for critics of contemporary art”.
“Hirst's celebrated icon of a preserved tiger shark makes its customary appearance in the show. Death explained 2007 has the sea marauder sectioned in two down its length; the halves are mounted in adjacent cabinets. Luminous speckles of glass pepper its mane and snout. Ripples of the muscular grey hide draw interest to a singular cold dead eye, perched like a large black button in its socket. The ruthless fangs are surprisingly delicate; a double row of fragile pearl triangles perched in the yawning jaw. Exposed flattened innards press against the side of the container.
However the work induces only the mildest response in the spectator; the story of the piece is now very familiar and it has long been absorbed into the iconography of contemporary art”
With the emergence in the mid-19th century of the photography, spread the practice of portraying the dead. Today for the viewer these images experience a great unease, an almost pathological aversion, like the portraits by Andres Serrano.
Who was behind this habit and that is our current refusal of the majority of people?
In some museums like the MOMA or the New York contemporary art in San Francisco, (photography of Damien Hirst and Andres Serrano among others) and funds from various national libraries of Europe and Latin America there are many photographic collections that reflect the "memento mori” (Dead moment) They are portraits, especially children, show that the deceased dressed in their best finery, with arms folded or on a very attitude of everyday life (even with eyes open) between pretending that their relatives still living.
Images that are in the first instance aroused great concern for themselves, a shiver, as if we were facing a ghostly specter. However, the sensations transmitted these images of the era in which they were collected were very different. The “memento mori” was considered a summary where nostalgic combat entering the living space, the physical appearance of the deceased, funeral iconography and the hope of the existence of a beyond. Death is seen as a transition as something intrinsic to the very existence, and more in those years,
Where the infant mortality didn’t have distinction between religion and social position. Trance of death, depending on circumstances, could mean even a blessing. In most cases the family did not have anything that might recall the late passage of this life, no picture apart from that obtained after death.
“Cabeza de vaca” (picture of Andres Serrano) is a perfect example of a subject, which in and of itself is neither provocative nor radical, but which inspires complicated connotations and readings. This large color photograph depicts a simple still life of a severed cow's head. But,
beyond the literal level, the image has rich emotional and social associations, which are largely invisible. Certainly the most obvious referent is death: a mortal head severed from its torso, a brain split from its body. But the suspicious, even aristocratic, bovine eye, which accuses from the after life, also alludes to the possibility of the soul. And, here, sickening blood, the very sign of sacrifice, is not disguised or hidden.
The contemplation of death inscribed in the annals of history from the Paleolithic Era. However, the Egyptian culture is one that displays all their magical knowledge, scientific, and especially ARTISTIC to represent the deceased. That’s why the images of the Pharaohs have been perpetuated until today thanks to mummification and the relief of the sarcophagus, which was recorded appearance in life.
During the Middle Ages was the appellant's abstract representation of death, symbolized by skeletons that waved with all naturalness in picturesque surroundings. For its part, the Maya tried to immortalize the dead Jade carving masks reproducing the face. The elements of form are all of about the same shape and size, all of the same degree of projection, and similar in amount of details. “It is a soft-looking relief of schematic units, each unit reflecting the coarse tools and the difficulty of working the hard jade”.
During the Renaissance and Baroque mortuary representations were extraordinarily seductive (as Damien Hirst's sculpture and photography of Joel Peter Witkin), which led to the offered painting portraits of famous people on their deathbed. Renaissance portrait delves through the post mortem in the abandonment of representation as a human ideal, a concept inherited from the Greek world, to get lost in the translation of the individual with all their rights.
The paradigm of this new vision, and into the baroque, came from the hand of Rembrandt, whose portraits and self-reflecting, so stark, the indelible traces of the passage of time and disease in the face. But it was the arrival of the daguerreotype, and as a corollary, the photography which means the true portrait of the universal post mortem in all spheres of society.
Post mortem portraiture, reserved till now for the upper class of society, experience with this revolutionary invention, a quantitative and qualitative leap. Quantitative because its use spread with unusual speed throughout Europe, and from there overseas. Qualitative because the new technique for correcting the lack of perfection in painting and loyalty over loyalty of the plaster mask. The miracle of photography, coupled with the possibility of manipulation that offered the light and the makeup, allowing, "rescue" with loyalty to the deceased and hide while as far as possible the stigmas of death. (Contrary to the photograph by Andres Serrano, his photography is a kind of revolution of the same)
In the mid-20th century the practice of post-mortem photography of the family disappeared and became taboo. But abandoned the practice altogether. In this regression had a lot to see the increase in life expectancy and medical advances, but much more of mindset change that occurred with regard to the death, which led to his absolute denial in the present. Andres Serrano photograph alludes indirectly to the post mortem but this time without worrying about the aesthetics and state of the body, the meaning of death becomes taboo word for a moment, and it represented the most aggressive, violent and real as possible, suicides, burnt bodies, AIDS.
By the relevancy of the photographs as indisputable tool capable of transmitting at a glance with emotions and feelings that would require considerably more than a thousand words recalling the proverb. Drawers direction of the press are Awash in hundreds of photographs taken by excellent professionals in the most situations and insist that, however, never saw the light and are, moreover, condemned to continue for the rest of the times. Those images that are the responsibility of those who have the ability to decide on its publication, it is interpreted that they are always the other side of the hard edge that separates the information of the rugged, the news of the morbid…
Passion for the work, love all the images, respect for those who create the desire to know and show, a strong and emotional instincts about what should and should not be published, the courage to go against the conventional situation where the you deserve, the ability to instill passion, curiosity, morbid, beauty,......perfection.
The morbid is a very personal subject and takes many forms, for example a young woman with a mini Scottish kilt, a fat girl wearing black leather, a man handcuffed receiving the piss in the mouth of another, unknown to spy to observe a traffic accident where the driver of the bike has been torn by a traffic signal, use your partner as table tasting sushi, strangling and copulating at the same time, dress of the opposite sex, or simply watch the beauty of the photographs of Joel Peter Witkin, Robert Mapplethorpe, Andres Serrano or Damien Hirst's sculptures.
The beauty of the society...the morbid ...the disease of society.
I remember certain key moments in my experience with industrially manufactured objects of this world, objects of worship with which I was lucky enough to interact: the BMW of my father, the revolver desert eagle caliber-40, the Rolex, the aluminum Mac book pro, The pen pelikan x28, Japanese stainless steel knives 175mm cutting blade, the American Levi's, and many times more “beautiful” objects, useful, perfect and we have been happier carrying unknowingly.
In the ancient Greece, the man was who occupied the center of the universe. Today the market competition has led to the craftsmen of yesteryear monstrously to increase their productive capacity to generate unhealthy amounts of objects are not necessarily useful (do not forget the juicer by Alessi) while entering into a Darwinian competition for perfect beauty and so achieve the perfect product. man has become the background.
Thus, contrary to my principles, I must admit. To confirm this, just ignore for a moment the environmentalists and advocates for animals and compare a purebred Pekinese dog with the play station 3.
We have entered the era of luxury and Thanatos where curiosity arises of how well done, of the artificial, and the luxury of just how well designed. Called Eros and Thanatos is behind us, at least in the industrialized world.
“Leave your bags on the side gents and I’ll let you in” (security for the diamond skull of Damien Hirst)
But for me and other people Eros and Thanatos is still present in the artwork.
Beauty and curiosity (morbid) are in the same train.
Why I can get caught with the images of Damien Hirst and Andres Serrano and yet be unable to live with them? Or maybe yes?
The two artists who i want to talk about are particularly Damien Hirst and Andres Serrano, two artists dedicated to creating art in a different way to usual, in a macabre, full of curiosity and morbid, blood, violence, sex, death and religion.
A form of expression that has been criticized in many ways creating polemics, some people catalog Hirst and Serrano like offensive artists, blasphemous and provocative, others would like to change in membership of the work, be part of it.
“Damien Hirst, the britpack artist who sparked controversy in the 1990s by displaying macabre high-tech exhibits of dead sharks, sliced cows, or lambs in vitrines of formaldehyde, has parlayed his notoriety into success with his popular Pharmacy restaurant in london. It is hard to imagine how hirst's tableaux of rotting meat (complete with maggots) helped his image in the food business-but fame works in mysterious ways”. The beauty and the morbid...
“Some of the most infamous art of recent decades became controversial because of its startling presentation of human bodies and body fluids. At the 1999 sensation exhibit at the brooklyn museum of art, the most controversial artwork (virgin mary' by chris ofili) even used elephant dung. Controversy erupted about funding of the US national endowment for the arts (NEA) in the late 1980s after bodies were penetrated and exposed, as blood, urine, and semen became newly prominent in art. Images like Andres Serrano's piss christ (1987) and Robert Mapplethorpe's Jim and Tom, Sausalito (1977) (wich showed one man urinating into another man's mouth) became key targets for critics of contemporary art”.
“Hirst's celebrated icon of a preserved tiger shark makes its customary appearance in the show. Death explained 2007 has the sea marauder sectioned in two down its length; the halves are mounted in adjacent cabinets. Luminous speckles of glass pepper its mane and snout. Ripples of the muscular grey hide draw interest to a singular cold dead eye, perched like a large black button in its socket. The ruthless fangs are surprisingly delicate; a double row of fragile pearl triangles perched in the yawning jaw. Exposed flattened innards press against the side of the container.
However the work induces only the mildest response in the spectator; the story of the piece is now very familiar and it has long been absorbed into the iconography of contemporary art”
With the emergence in the mid-19th century of the photography, spread the practice of portraying the dead. Today for the viewer these images experience a great unease, an almost pathological aversion, like the portraits by Andres Serrano.
Who was behind this habit and that is our current refusal of the majority of people?
In some museums like the MOMA or the New York contemporary art in San Francisco, (photography of Damien Hirst and Andres Serrano among others) and funds from various national libraries of Europe and Latin America there are many photographic collections that reflect the "memento mori” (Dead moment) They are portraits, especially children, show that the deceased dressed in their best finery, with arms folded or on a very attitude of everyday life (even with eyes open) between pretending that their relatives still living.
Images that are in the first instance aroused great concern for themselves, a shiver, as if we were facing a ghostly specter. However, the sensations transmitted these images of the era in which they were collected were very different. The “memento mori” was considered a summary where nostalgic combat entering the living space, the physical appearance of the deceased, funeral iconography and the hope of the existence of a beyond. Death is seen as a transition as something intrinsic to the very existence, and more in those years,
Where the infant mortality didn’t have distinction between religion and social position. Trance of death, depending on circumstances, could mean even a blessing. In most cases the family did not have anything that might recall the late passage of this life, no picture apart from that obtained after death.
“Cabeza de vaca” (picture of Andres Serrano) is a perfect example of a subject, which in and of itself is neither provocative nor radical, but which inspires complicated connotations and readings. This large color photograph depicts a simple still life of a severed cow's head. But,
beyond the literal level, the image has rich emotional and social associations, which are largely invisible. Certainly the most obvious referent is death: a mortal head severed from its torso, a brain split from its body. But the suspicious, even aristocratic, bovine eye, which accuses from the after life, also alludes to the possibility of the soul. And, here, sickening blood, the very sign of sacrifice, is not disguised or hidden.
The contemplation of death inscribed in the annals of history from the Paleolithic Era. However, the Egyptian culture is one that displays all their magical knowledge, scientific, and especially ARTISTIC to represent the deceased. That’s why the images of the Pharaohs have been perpetuated until today thanks to mummification and the relief of the sarcophagus, which was recorded appearance in life.
During the Middle Ages was the appellant's abstract representation of death, symbolized by skeletons that waved with all naturalness in picturesque surroundings. For its part, the Maya tried to immortalize the dead Jade carving masks reproducing the face. The elements of form are all of about the same shape and size, all of the same degree of projection, and similar in amount of details. “It is a soft-looking relief of schematic units, each unit reflecting the coarse tools and the difficulty of working the hard jade”.
During the Renaissance and Baroque mortuary representations were extraordinarily seductive (as Damien Hirst's sculpture and photography of Joel Peter Witkin), which led to the offered painting portraits of famous people on their deathbed. Renaissance portrait delves through the post mortem in the abandonment of representation as a human ideal, a concept inherited from the Greek world, to get lost in the translation of the individual with all their rights.
The paradigm of this new vision, and into the baroque, came from the hand of Rembrandt, whose portraits and self-reflecting, so stark, the indelible traces of the passage of time and disease in the face. But it was the arrival of the daguerreotype, and as a corollary, the photography which means the true portrait of the universal post mortem in all spheres of society.
Post mortem portraiture, reserved till now for the upper class of society, experience with this revolutionary invention, a quantitative and qualitative leap. Quantitative because its use spread with unusual speed throughout Europe, and from there overseas. Qualitative because the new technique for correcting the lack of perfection in painting and loyalty over loyalty of the plaster mask. The miracle of photography, coupled with the possibility of manipulation that offered the light and the makeup, allowing, "rescue" with loyalty to the deceased and hide while as far as possible the stigmas of death. (Contrary to the photograph by Andres Serrano, his photography is a kind of revolution of the same)
In the mid-20th century the practice of post-mortem photography of the family disappeared and became taboo. But abandoned the practice altogether. In this regression had a lot to see the increase in life expectancy and medical advances, but much more of mindset change that occurred with regard to the death, which led to his absolute denial in the present. Andres Serrano photograph alludes indirectly to the post mortem but this time without worrying about the aesthetics and state of the body, the meaning of death becomes taboo word for a moment, and it represented the most aggressive, violent and real as possible, suicides, burnt bodies, AIDS.
By the relevancy of the photographs as indisputable tool capable of transmitting at a glance with emotions and feelings that would require considerably more than a thousand words recalling the proverb. Drawers direction of the press are Awash in hundreds of photographs taken by excellent professionals in the most situations and insist that, however, never saw the light and are, moreover, condemned to continue for the rest of the times. Those images that are the responsibility of those who have the ability to decide on its publication, it is interpreted that they are always the other side of the hard edge that separates the information of the rugged, the news of the morbid…
Passion for the work, love all the images, respect for those who create the desire to know and show, a strong and emotional instincts about what should and should not be published, the courage to go against the conventional situation where the you deserve, the ability to instill passion, curiosity, morbid, beauty,......perfection.
The morbid is a very personal subject and takes many forms, for example a young woman with a mini Scottish kilt, a fat girl wearing black leather, a man handcuffed receiving the piss in the mouth of another, unknown to spy to observe a traffic accident where the driver of the bike has been torn by a traffic signal, use your partner as table tasting sushi, strangling and copulating at the same time, dress of the opposite sex, or simply watch the beauty of the photographs of Joel Peter Witkin, Robert Mapplethorpe, Andres Serrano or Damien Hirst's sculptures.
The beauty of the society...the morbid ...the disease of society.
I remember certain key moments in my experience with industrially manufactured objects of this world, objects of worship with which I was lucky enough to interact: the BMW of my father, the revolver desert eagle caliber-40, the Rolex, the aluminum Mac book pro, The pen pelikan x28, Japanese stainless steel knives 175mm cutting blade, the American Levi's, and many times more “beautiful” objects, useful, perfect and we have been happier carrying unknowingly.
In the ancient Greece, the man was who occupied the center of the universe. Today the market competition has led to the craftsmen of yesteryear monstrously to increase their productive capacity to generate unhealthy amounts of objects are not necessarily useful (do not forget the juicer by Alessi) while entering into a Darwinian competition for perfect beauty and so achieve the perfect product. man has become the background.
Thus, contrary to my principles, I must admit. To confirm this, just ignore for a moment the environmentalists and advocates for animals and compare a purebred Pekinese dog with the play station 3.
We have entered the era of luxury and Thanatos where curiosity arises of how well done, of the artificial, and the luxury of just how well designed. Called Eros and Thanatos is behind us, at least in the industrialized world.
“Leave your bags on the side gents and I’ll let you in” (security for the diamond skull of Damien Hirst)
But for me and other people Eros and Thanatos is still present in the artwork.
Beauty and curiosity (morbid) are in the same train.
LÍBIDO...
Éste PFC surge de un análisis y una búsqueda de un tema en concreto que siempre ha llamado la atención a muchos artistas a lo largo de la historia, del pasado y además perdurase en el presente y con expectativas de futuro: El morbo del erotismo, en concreto, la tensión entre el morbo y la belleza en el arte. Algo naturalmente humano, irremediablemente inextinguible.
El erotismo habla y se percibe a través del sexo, una atracción de la que ningún humano está exento, del correr de la libido por el órgano principal de su sistema nervioso. Etimológicamente es una derivación del latin libi:do, la segunda “i” se alarga. Aunque la pronunciación que más se extendió de la líbido y por tanto es errónea aunque aceptada por la Real Academia Española, en apariencia este error de pronunciación es debido a la palabra lívido que significa estar pálido.
La Libido también fue un concepto definido por el médico y neurólogo austriaco Sigmund Freud, entre otros.
¿Se puede controlar el deseo? ¿qué repercusiones tiene sobre nosotros, los demás y nuestro medio?
Si la mente se manifiesta abarrotada, cansada, empalagada, repelente a la absorción del contenido sexual, ¿qué podremos aspirar del nuestro físico?
Aunque la persona conste de los recursos físicos para excitarse, no servirá de nada si la mente está saturada, cohibida, o simplemente impregnada por malos recuerdos de experiencias pasadas, u otras reflexiones como pueden ser la carencia del apetito sexual.
Ésta será la protagonista del proyecto; la libido representada desde los ojos de la fotografía, fotografía narrativa y figurativa, una fotografía escultórica que interactúe de forma psicológica con el receptor. Libido como un concepto genérico a todos, y que cada cual según su relación con ella interpretará de una forma u otra, pero desde una apertura inicial siempre excitante y estética, al menos así se mostrará la obra.
Las necesidades humanas son abundantes, nuestro motor sin su satisfacción difícilmente podría siquiera funcionar en muchos de los posibles casos, varían según el momento, la situación, la etapa vital en la que se manifiesten… El amor, el relax, la comodidad, el romanticismo, la adrenalina, el sexo, el morbo, el placer, el culto a la mente; la numeración podría continuar casi sin cese, cada mundo personal es capaz de generar tantas necesidades como particularidades diversas e infinitas posee cada cual. No obstante son estas las que se van a trabajar y proyectar en la obra, el erotismo y el morbo como la representación a la libido, como éste deseo influye en nosotros, como modifica nuestro comportamiento y, sobre todo, la atracción que conlleva aquello que la potencia.
A partir de estas reflexiones, partimos al desarrollo de la idea en función de lo pensado e integrado como conocimiento pero con la actitud de absorción de amplitud de aprendizaje hacia todo lo que envuelve la libido.
El morbo, el sexo, el amor y el placer se presentan como el principal contenido del significado del proyecto. Entendiéndolo como conjunto de necesidades que precisan su satisfacción, ocuparían una posición bien alta de la lista de las necesidades en lo que a su ansia de ser saciadas se refiere, intención principal de la obra, también plasmar este deseo que consigue conducir el comportamiento humano. Una obra en la que se sugiere el reflejo de un preciso momento de la vida cotidiana, ….todos somos , hemos sido o seremos objeto de deseo para alguien, aunque sea en un mínimo aspecto.
De otra jugosa concepción en cuanto a erotismo encontramos a “Eros y Tanatos”. El aspecto que interesa es en este caso evidentemente el erotismo (Eros). Los griegos utilizaban la palabra Eros para referirse al amor apasionado y al deseo sensual. El dios Eros fue el encargado de representar este sentimiento.
En la lengua española, el término erotismo se implica directamente con la sexualidad, refiriéndonos tanto a la correspondencia en respecto a la práctica sexual física como a sus representaciones. El erotismo suele ser mirado en conjunto con la libido, pues trata de todo aquello que proviene de la zona libídica en relación con el sexo y el amor. No obstante, existe una dualidad entre el amor erótico y el amor romántico, ya que el primero ha transformado la asociación principal del amor en general (que es caritativo y, se supone, alaba la sensualidad).
Generalmente, solemos citar como arte erótico aquel que incita un placer que se compromete con el cuerpo. Sin embargo, nos dice George Bataille:
Esta cita corresponde al último libro de Georges Bataille, Les Larmes d’Eros (1961) (Las lágrimas de Eros), en el que el autor francés aborda una problemática clásica: las relaciones íntimas entre Eros y Tánatos, entre el poderío sexual y el instinto mortal.
Las identidades que Eros y Tánatos comparten únicamente toma y cobra sentido para Bataille en el contexto de la experiencia dentro de lo sagrado. Desde tiempos ancestrales El erotismo a sido objeto de un tabú, de una prohibición que ilumina lo prohibido.
Tanto en lo sagrado como en el erotísmo, es imposible que exista la prohibición sin la trasgresión. Desde el mismo momento en que es pronunciada, la prohibición da lugar al retorno de lo excluido; en los sacrificios religiosos la violencia toma un traje de valor, prestigio y belleza, lo que para Bataille supone los límites del erotismo. Así vemos la curiosa relación erotismo y sacramento.
Como comentaba al principio del texto La Libido también fue un concepto definido por el médico y neurólogo austriaco Sigmund Freud, el sexo prevalece en la mayoría de sus teorías, lo manifiesta su concepción del término, según este profesional el título de este proyecto es la energía principal que mueve la vida de cualquier individuo, una energía que se encarga de dirigir la conducta, por tanto, la pulsión sexual, la acción y el comportamiento están íntimamente ligados a la libido.
Dos artistas en particular que tratan el morbo como tema vertebral son Damien Hirst y Andrés serrano, entendidos que han influenciado directamente en la formación del proyecto PFC, dedican su creación de arte de un modo diferente al habitual, macabro, lleno de curiosidad y morbo. La sangre, la violencia, el sexo, la muerte y la religión son sus principales temáticas.
Una forma de expresión que ha sido muy criticada creando polémica. Algunas personas catalogan a Damien Hirst y a Andrés Serrano como artístas ofensivos, blasfemos y provocativos pero que finalmente han tenido un gran éxito, tanto artístico como comercial.
Con la aparición a mediados del siglo XIX de la fotografía, se extendió la práctica de retratar a los muertos. Hoy en día éstas imágenes inquietantes dejarían congelado a cualquiera, una aversión casi patológica, al igual que los retratos de Andrés Serrano.
En algunos museos como el MOMA como en los fondos de varias bibliotecas Europeas y de América Latina existen colecciones fotográficas que reflejan el “Memento mori” (momento muerto). Son retratos, sobre todo de niños, que muestran al difunto vestido con sus mejores galas y con actitud y pose que imitan la vida cotidiana, aun con los ojos abiertos haciendo creer que la persona sigue viva. Estas imágenes que hoy nos parecen terroríficas y bastante tabú transmitían sensaciones muy diferentes en la época en la que fueron tomadas. El “memento mori” era considerado una iconografía del entierro y un recuerdo nostálgico, con la esperanza de la existencia de un mas allá. La muerte es vista como una transición, como algo intrínseco a la vida misma, y más en aquellos años donde la mortalidad infantil no tenía distinción entre religión o posición social.
A mediados del siglo XX la práctica de la fotografía “memento mori” desapareció y se hizo tabú. Se abandonó la práctica totalmente. Aumentó la esperanza de vida y hubo grandes avances médicos, y sobre todo cambió la actitud con respecto a la muerte, que condujo a su negación absoluta asta el presente. La fotografía de Andrés Serrano alude indirectamente al post-morten, pero esta vez sin preocuparse de la estética ni el estado del cuerpo. El tema tabú es ignorado por momentos y la muerte está representada de la manera más violenta posible, suicidios, cuerpos quemados, etc… la belleza de lo morboso. La prohibición despierta las ganas de corromperla.
En la Grecia Antigua, el hombre era quien ocupaba el centro del universo. Hoy en día la competición en el mercado ha conducido a los artesanos de antaño a aumentar considerablemente la capacidad de producción para generar unas cantidades abusivas de objetos que al fin y al cabo no son necesariamente útiles, como puede ser el exprimidor de Alessi. Buscando según las teorías Darwinianas la belleza perfecta, el objeto perfecto. El morbo de lo extravagante, bello y a la vez extraño. El hombre ha pasado a ser un segundo plano.
Hoy en día la gente se siente atraída por objetos de la vida cotidiana diferentes a las convencionales como pueden ser un Ferrari, unos Global de aleación japonesa o un simple ordenador Macintosh, y creemos ser más felices inconscientemente poseyéndolos. El morbo de lo bello nos guía y nos controla de una manera exagerada, cegándonos de la realidad.
La falta de ganas de subsistir junto con mi falta de motivación, la situación meteorológica y social de Inglaterra y como factor principal el casi nulo nivel de atracción hacia cualquier cosa animada o no que pudiese aportar satisfacción, me permitieron apreciar tan sólo por encima, aquellas situaciones, personas o cosas que estuviesen dotadas de un alto grado de morbo. Éste es el punto principal e impulsador de la idea. Reflexiones sobre dar una importancia extrema a la falta de libido o de autodestrucción como algo romántico y atrayente, me condujeron a la investigación general del morbo. A lo largo de los viajes posteriores por Europa, indagué sobre la variación del morbo dependiendo de las zonas, como pueden ser Holanda, Alemania, Francia e Inglaterra entre otras. Curiosamente, sin importar las condiciones variantes, sociales, culturales o de cualquier índole, la conclusión es siempre coincidente, en líneas masificadas, el morbo va de la mano o escondiendo la libido.
El carácter de las situaciones o del que dotemos a nuestras obras es independiente a la belleza o elegancia para evocar el morbo. Aún sabiendo esto, la mayoría de las veces es el morbo sexual aquel que mueve la libido, el tipo de morbo que más nos va a condicionar.
Frente a una obra de arte que emociona y conmueve profundamente, uno siente algo parecido al deseo físico: deseamos poseer de algún modo ese cuadro, la música, la obra de arte.
Hemos entrado en la era del lujo y el Tanatos donde la curiosidad surge de lo bien hecho, de lo “bello”, de lo artificial. Hemos dejado atrás al Eros y Tanatos, al menos en el mundo industrializado, solo queda el arte como forma de representación de éstos.
Señores y señoras, dejen sus pertenencias así como bolsos y mochilas en la consigna y les dejaré pasar ( Seguridad para la exposición del famoso cráneo de diamantes de Damián Hirst)
El morbo siempre está presente.
7…Bibliografía.
-Exposición, “Lágrimas de Eros” Madrid 2010.
-Freud, Psicoanálisis sexual editorial: 4 Filtraciones. Emil Ludwig
1970.
-Sigmund Freud, “Tres ensayos sobre teoría sexual”. Editorial: Alianza
1999.
-Georges Bataille, Las lágrimas de Eros. Trad:David Fernández. España,
Tusquets, 1997.
-Sigmund Freud, La pérdida de la realidad en la neurosis y en la psicosis 1924.
- Sigmund Freud, Obras Completas. VII. Edición. 1935.
- Eduard Punset, El viaje al amor. Las nuevas claves científicas. Editorial Booked.
-Definición.de: definición de erotismo. (citas de Internet)
-El erotismo en el arte. (asociación Ave) por Elena Bossi. Artistas Visuales del Erotismo.
-C. Freeland. Art Theory. P.4,5.
-Andrés Serrano. Body and Soul.
-Damien Hirst. The biopsy paintings & other Works. P.22.
El erotismo habla y se percibe a través del sexo, una atracción de la que ningún humano está exento, del correr de la libido por el órgano principal de su sistema nervioso. Etimológicamente es una derivación del latin libi:do, la segunda “i” se alarga. Aunque la pronunciación que más se extendió de la líbido y por tanto es errónea aunque aceptada por la Real Academia Española, en apariencia este error de pronunciación es debido a la palabra lívido que significa estar pálido.
La Libido también fue un concepto definido por el médico y neurólogo austriaco Sigmund Freud, entre otros.
¿Se puede controlar el deseo? ¿qué repercusiones tiene sobre nosotros, los demás y nuestro medio?
Si la mente se manifiesta abarrotada, cansada, empalagada, repelente a la absorción del contenido sexual, ¿qué podremos aspirar del nuestro físico?
Aunque la persona conste de los recursos físicos para excitarse, no servirá de nada si la mente está saturada, cohibida, o simplemente impregnada por malos recuerdos de experiencias pasadas, u otras reflexiones como pueden ser la carencia del apetito sexual.
Ésta será la protagonista del proyecto; la libido representada desde los ojos de la fotografía, fotografía narrativa y figurativa, una fotografía escultórica que interactúe de forma psicológica con el receptor. Libido como un concepto genérico a todos, y que cada cual según su relación con ella interpretará de una forma u otra, pero desde una apertura inicial siempre excitante y estética, al menos así se mostrará la obra.
Las necesidades humanas son abundantes, nuestro motor sin su satisfacción difícilmente podría siquiera funcionar en muchos de los posibles casos, varían según el momento, la situación, la etapa vital en la que se manifiesten… El amor, el relax, la comodidad, el romanticismo, la adrenalina, el sexo, el morbo, el placer, el culto a la mente; la numeración podría continuar casi sin cese, cada mundo personal es capaz de generar tantas necesidades como particularidades diversas e infinitas posee cada cual. No obstante son estas las que se van a trabajar y proyectar en la obra, el erotismo y el morbo como la representación a la libido, como éste deseo influye en nosotros, como modifica nuestro comportamiento y, sobre todo, la atracción que conlleva aquello que la potencia.
A partir de estas reflexiones, partimos al desarrollo de la idea en función de lo pensado e integrado como conocimiento pero con la actitud de absorción de amplitud de aprendizaje hacia todo lo que envuelve la libido.
El morbo, el sexo, el amor y el placer se presentan como el principal contenido del significado del proyecto. Entendiéndolo como conjunto de necesidades que precisan su satisfacción, ocuparían una posición bien alta de la lista de las necesidades en lo que a su ansia de ser saciadas se refiere, intención principal de la obra, también plasmar este deseo que consigue conducir el comportamiento humano. Una obra en la que se sugiere el reflejo de un preciso momento de la vida cotidiana, ….todos somos , hemos sido o seremos objeto de deseo para alguien, aunque sea en un mínimo aspecto.
De otra jugosa concepción en cuanto a erotismo encontramos a “Eros y Tanatos”. El aspecto que interesa es en este caso evidentemente el erotismo (Eros). Los griegos utilizaban la palabra Eros para referirse al amor apasionado y al deseo sensual. El dios Eros fue el encargado de representar este sentimiento.
En la lengua española, el término erotismo se implica directamente con la sexualidad, refiriéndonos tanto a la correspondencia en respecto a la práctica sexual física como a sus representaciones. El erotismo suele ser mirado en conjunto con la libido, pues trata de todo aquello que proviene de la zona libídica en relación con el sexo y el amor. No obstante, existe una dualidad entre el amor erótico y el amor romántico, ya que el primero ha transformado la asociación principal del amor en general (que es caritativo y, se supone, alaba la sensualidad).
Generalmente, solemos citar como arte erótico aquel que incita un placer que se compromete con el cuerpo. Sin embargo, nos dice George Bataille:
Esta cita corresponde al último libro de Georges Bataille, Les Larmes d’Eros (1961) (Las lágrimas de Eros), en el que el autor francés aborda una problemática clásica: las relaciones íntimas entre Eros y Tánatos, entre el poderío sexual y el instinto mortal.
Las identidades que Eros y Tánatos comparten únicamente toma y cobra sentido para Bataille en el contexto de la experiencia dentro de lo sagrado. Desde tiempos ancestrales El erotismo a sido objeto de un tabú, de una prohibición que ilumina lo prohibido.
Tanto en lo sagrado como en el erotísmo, es imposible que exista la prohibición sin la trasgresión. Desde el mismo momento en que es pronunciada, la prohibición da lugar al retorno de lo excluido; en los sacrificios religiosos la violencia toma un traje de valor, prestigio y belleza, lo que para Bataille supone los límites del erotismo. Así vemos la curiosa relación erotismo y sacramento.
Como comentaba al principio del texto La Libido también fue un concepto definido por el médico y neurólogo austriaco Sigmund Freud, el sexo prevalece en la mayoría de sus teorías, lo manifiesta su concepción del término, según este profesional el título de este proyecto es la energía principal que mueve la vida de cualquier individuo, una energía que se encarga de dirigir la conducta, por tanto, la pulsión sexual, la acción y el comportamiento están íntimamente ligados a la libido.
Dos artistas en particular que tratan el morbo como tema vertebral son Damien Hirst y Andrés serrano, entendidos que han influenciado directamente en la formación del proyecto PFC, dedican su creación de arte de un modo diferente al habitual, macabro, lleno de curiosidad y morbo. La sangre, la violencia, el sexo, la muerte y la religión son sus principales temáticas.
Una forma de expresión que ha sido muy criticada creando polémica. Algunas personas catalogan a Damien Hirst y a Andrés Serrano como artístas ofensivos, blasfemos y provocativos pero que finalmente han tenido un gran éxito, tanto artístico como comercial.
Con la aparición a mediados del siglo XIX de la fotografía, se extendió la práctica de retratar a los muertos. Hoy en día éstas imágenes inquietantes dejarían congelado a cualquiera, una aversión casi patológica, al igual que los retratos de Andrés Serrano.
En algunos museos como el MOMA como en los fondos de varias bibliotecas Europeas y de América Latina existen colecciones fotográficas que reflejan el “Memento mori” (momento muerto). Son retratos, sobre todo de niños, que muestran al difunto vestido con sus mejores galas y con actitud y pose que imitan la vida cotidiana, aun con los ojos abiertos haciendo creer que la persona sigue viva. Estas imágenes que hoy nos parecen terroríficas y bastante tabú transmitían sensaciones muy diferentes en la época en la que fueron tomadas. El “memento mori” era considerado una iconografía del entierro y un recuerdo nostálgico, con la esperanza de la existencia de un mas allá. La muerte es vista como una transición, como algo intrínseco a la vida misma, y más en aquellos años donde la mortalidad infantil no tenía distinción entre religión o posición social.
A mediados del siglo XX la práctica de la fotografía “memento mori” desapareció y se hizo tabú. Se abandonó la práctica totalmente. Aumentó la esperanza de vida y hubo grandes avances médicos, y sobre todo cambió la actitud con respecto a la muerte, que condujo a su negación absoluta asta el presente. La fotografía de Andrés Serrano alude indirectamente al post-morten, pero esta vez sin preocuparse de la estética ni el estado del cuerpo. El tema tabú es ignorado por momentos y la muerte está representada de la manera más violenta posible, suicidios, cuerpos quemados, etc… la belleza de lo morboso. La prohibición despierta las ganas de corromperla.
En la Grecia Antigua, el hombre era quien ocupaba el centro del universo. Hoy en día la competición en el mercado ha conducido a los artesanos de antaño a aumentar considerablemente la capacidad de producción para generar unas cantidades abusivas de objetos que al fin y al cabo no son necesariamente útiles, como puede ser el exprimidor de Alessi. Buscando según las teorías Darwinianas la belleza perfecta, el objeto perfecto. El morbo de lo extravagante, bello y a la vez extraño. El hombre ha pasado a ser un segundo plano.
Hoy en día la gente se siente atraída por objetos de la vida cotidiana diferentes a las convencionales como pueden ser un Ferrari, unos Global de aleación japonesa o un simple ordenador Macintosh, y creemos ser más felices inconscientemente poseyéndolos. El morbo de lo bello nos guía y nos controla de una manera exagerada, cegándonos de la realidad.
La falta de ganas de subsistir junto con mi falta de motivación, la situación meteorológica y social de Inglaterra y como factor principal el casi nulo nivel de atracción hacia cualquier cosa animada o no que pudiese aportar satisfacción, me permitieron apreciar tan sólo por encima, aquellas situaciones, personas o cosas que estuviesen dotadas de un alto grado de morbo. Éste es el punto principal e impulsador de la idea. Reflexiones sobre dar una importancia extrema a la falta de libido o de autodestrucción como algo romántico y atrayente, me condujeron a la investigación general del morbo. A lo largo de los viajes posteriores por Europa, indagué sobre la variación del morbo dependiendo de las zonas, como pueden ser Holanda, Alemania, Francia e Inglaterra entre otras. Curiosamente, sin importar las condiciones variantes, sociales, culturales o de cualquier índole, la conclusión es siempre coincidente, en líneas masificadas, el morbo va de la mano o escondiendo la libido.
El carácter de las situaciones o del que dotemos a nuestras obras es independiente a la belleza o elegancia para evocar el morbo. Aún sabiendo esto, la mayoría de las veces es el morbo sexual aquel que mueve la libido, el tipo de morbo que más nos va a condicionar.
Frente a una obra de arte que emociona y conmueve profundamente, uno siente algo parecido al deseo físico: deseamos poseer de algún modo ese cuadro, la música, la obra de arte.
Hemos entrado en la era del lujo y el Tanatos donde la curiosidad surge de lo bien hecho, de lo “bello”, de lo artificial. Hemos dejado atrás al Eros y Tanatos, al menos en el mundo industrializado, solo queda el arte como forma de representación de éstos.
Señores y señoras, dejen sus pertenencias así como bolsos y mochilas en la consigna y les dejaré pasar ( Seguridad para la exposición del famoso cráneo de diamantes de Damián Hirst)
El morbo siempre está presente.
7…Bibliografía.
-Exposición, “Lágrimas de Eros” Madrid 2010.
-Freud, Psicoanálisis sexual editorial: 4 Filtraciones. Emil Ludwig
1970.
-Sigmund Freud, “Tres ensayos sobre teoría sexual”. Editorial: Alianza
1999.
-Georges Bataille, Las lágrimas de Eros. Trad:David Fernández. España,
Tusquets, 1997.
-Sigmund Freud, La pérdida de la realidad en la neurosis y en la psicosis 1924.
- Sigmund Freud, Obras Completas. VII. Edición. 1935.
- Eduard Punset, El viaje al amor. Las nuevas claves científicas. Editorial Booked.
-Definición.de: definición de erotismo. (citas de Internet)
-El erotismo en el arte. (asociación Ave) por Elena Bossi. Artistas Visuales del Erotismo.
-C. Freeland. Art Theory. P.4,5.
-Andrés Serrano. Body and Soul.
-Damien Hirst. The biopsy paintings & other Works. P.22.
“Arte e ilusión. Estudio sobre la psicología de la representación pictórica” E.H. Gombrich
Estudio de Ernst H. Gombrich, connotado historiador y teórico de arte de origen austríaco, quien aspira a responder una pregunta estética central: ¿por qué existe el estilo?.
A partir de esta interrogante, Gombrich plantea una extensa investigación en la historia y la psicología de la representación pictórica, en la que examina, pregunta y reconsidera ideas sobre la imitación de la naturaleza, la función de la tradición, el problema de la abstracción, la validez de la perspectiva y la interpretación de la expresión.
En este escrito Gombrich plantea varias preguntas de gran relevancia para la investigación sobre el “estilo”. Preguntas como ¿Por qué en diferentes etapas de la historia y culturas han representado el Arte siempre de una forma distinta? ¿Puede ser que perciban la naturaleza de un modo distinto al que nosotros la vemos? ¿Es enteramente subjetivo todo lo que afecta al arte, o existen criterios objetivos en tales materias?
Todas estas cuestiones están íntimamente ligadas con la historia del Arte, sin embargo han de valerse de otros métodos y disciplinas para hallar las respuestas. Su estudio se basa en describir y analizar los cambios que tuvieron lugar, y en encontrar a través de distintos métodos las características diferenciadoras que permitan clasificar y catalogar el arte en grupos más concretos y reducidos: los estilos.
Es a través de lo que se asemeja y de lo que se diferencia que agrupamos, organizamos e identificamos.
Gombrich nos hace enfocar la estrecha relación que mantiene el estudio del arte y de la ilusión, enfocandolo hacia las obras del pasado, para así poderlas comprehender. Otorgando además a esos artistas grandes dotes ilusionistas.
A través de este libro se pretende restablecer y despertar el sentimiento de asombro ante la capacidad que tiene el hombre de invocar, mediante el color, las manchas, la línea, composición, el sombreado...aspectos de la realidad en un plano bidimensional (cuadros). Es necesario además analizar y descubrir cuales son los misterios de la lingüística de la imagen visual. Al autor le interesa también indagar en la evolución de las ideas que se han tenido sobre el estilo propiamente dicho. Examinarlo y desvelar cómo se confundió la psicología de la percepción en el mundo del Arte.
Gombrich examina, pregunta y reconsidera viejas y nuevas ideas sobre la imitación de la naturaleza, la función de la tradición, el problema de la abstracción, la validez de la perspectiva y la interpretación de la expresión.
Arte e Ilusión ha sido un libro con gran relevancia para el mundo del Arte debido a sus aportaciones, y sus distintas formas de estudio y de interpretación
A partir de esta interrogante, Gombrich plantea una extensa investigación en la historia y la psicología de la representación pictórica, en la que examina, pregunta y reconsidera ideas sobre la imitación de la naturaleza, la función de la tradición, el problema de la abstracción, la validez de la perspectiva y la interpretación de la expresión.
En este escrito Gombrich plantea varias preguntas de gran relevancia para la investigación sobre el “estilo”. Preguntas como ¿Por qué en diferentes etapas de la historia y culturas han representado el Arte siempre de una forma distinta? ¿Puede ser que perciban la naturaleza de un modo distinto al que nosotros la vemos? ¿Es enteramente subjetivo todo lo que afecta al arte, o existen criterios objetivos en tales materias?
Todas estas cuestiones están íntimamente ligadas con la historia del Arte, sin embargo han de valerse de otros métodos y disciplinas para hallar las respuestas. Su estudio se basa en describir y analizar los cambios que tuvieron lugar, y en encontrar a través de distintos métodos las características diferenciadoras que permitan clasificar y catalogar el arte en grupos más concretos y reducidos: los estilos.
Es a través de lo que se asemeja y de lo que se diferencia que agrupamos, organizamos e identificamos.
Gombrich nos hace enfocar la estrecha relación que mantiene el estudio del arte y de la ilusión, enfocandolo hacia las obras del pasado, para así poderlas comprehender. Otorgando además a esos artistas grandes dotes ilusionistas.
A través de este libro se pretende restablecer y despertar el sentimiento de asombro ante la capacidad que tiene el hombre de invocar, mediante el color, las manchas, la línea, composición, el sombreado...aspectos de la realidad en un plano bidimensional (cuadros). Es necesario además analizar y descubrir cuales son los misterios de la lingüística de la imagen visual. Al autor le interesa también indagar en la evolución de las ideas que se han tenido sobre el estilo propiamente dicho. Examinarlo y desvelar cómo se confundió la psicología de la percepción en el mundo del Arte.
Gombrich examina, pregunta y reconsidera viejas y nuevas ideas sobre la imitación de la naturaleza, la función de la tradición, el problema de la abstracción, la validez de la perspectiva y la interpretación de la expresión.
Arte e Ilusión ha sido un libro con gran relevancia para el mundo del Arte debido a sus aportaciones, y sus distintas formas de estudio y de interpretación
jueves, 13 de mayo de 2010
Tatarkiewicz
Tatarkiewicz
Historia de seis ideas
Gabriel Sergent Quero
Wladyslaw Tatarkiewicz (1886-1980) es uno de los filósofos más importantes y trascendentes de la Polonia del siglo XX. Fué uno de los fundadores de la renombrada Escuela Filosófica de Lvov-Varsovia, que representó el punto álgido de la orientación lógico-analítica polaca y que dio lógicos de tanto renombre como Alfred Tarski, entre muchos otros. Y ello a pesar de no ser, él mismo, ni matemático, como muchos de sus compañeros, ni tampoco un estudioso de la lógica. Este brillante autor, desde sus mismos orígenes se dedicó a la historia de la filosofía y, en especial, a la de la estética. Fue un hombre incansable, Tatarkiewicz nos ha dejado más de 300 obras y, entre ellas, dos de realmente decisivas: una historia de la filosofia en tres volumnes y otra de la estética en otros tres (y de la cual el libro que comentamos viene a ser como una cuarta parte). Fue un hombre tan incansable (y tan enamorado de su materia) que escribió sus principales aportaciones al campo de la estética una vez cumplidos los.... ¡setenta años!
“Historia de seis ideas”
Es un resúmen de la historia de la estética desde el punto de vista de sus problemas, conceptos y teorías (desde la antigüedad hasta finales del pasado siglo). Un resúmen ciertamente prolijo en referencias, citas y fuentes y escrito de forma ordenada, sistemática y sin ninguna concesión a la ligereza. Hasta el punto de resultar, de vez en cuando, de lectura incluso monótona cuando el lector no es un estudioso de la materia ni un enamorado de la estética como a sido el caso. Se trata, en realidad, de un buen manual de consulta (que incluye, en consecuencia, una bibliografía magnífica y unos índices de conceptos y nombres de gran utilidad).
Dos últimas estimaciones:
1ª. Dada su condición de manual de estética para consulta de estudiantes y estudiosos, hay que reprocharle una excesiva simplificación (y brevedad) en las referencias, por lo cual no llega nunca a dar una visión suficientemente significativa de los diferentes pensadores.
2ª. El libro es un fiel reflejo de la postura epistemológica de su autor, para el cual el conocimiento se divide en dos etapas: una primera consistente en clasificar los fenómenos en clases y de la cual las definiciones (los conceptos) son el resultado; y una segunda que tiene por objeto las teorías, es decir, aquello que se predica de las distintas clases. La debilidad principal de la postura epistemológica de Tatarkiewicz radica en el hecho de olvidar que toda clasificación presupone, necesariamente, una teoria previa, y, en consecuencia, que los mismos conceptos, lejos de ser únicamente los componentes de las teorias, son, además y a la vez – por paradójico que pueda parecer – el resultado de las mismas.
En “Historia de seis ideas” el autor nos apabulla con un rosario de definiciones y teorías, para concluir, en las últimas páginas del libro, que todas ellas son falsas cuando se postulan como verdaderas universalmente y ciertas (la gran mayoría) cuando se limitan a dar razón de una parcela concreta de estudio. Crítica de presupuestos nunca explicitados y que permite al autor afirmarse en un cómodo eclecticismo.
Historia de seis ideas
Gabriel Sergent Quero
Wladyslaw Tatarkiewicz (1886-1980) es uno de los filósofos más importantes y trascendentes de la Polonia del siglo XX. Fué uno de los fundadores de la renombrada Escuela Filosófica de Lvov-Varsovia, que representó el punto álgido de la orientación lógico-analítica polaca y que dio lógicos de tanto renombre como Alfred Tarski, entre muchos otros. Y ello a pesar de no ser, él mismo, ni matemático, como muchos de sus compañeros, ni tampoco un estudioso de la lógica. Este brillante autor, desde sus mismos orígenes se dedicó a la historia de la filosofía y, en especial, a la de la estética. Fue un hombre incansable, Tatarkiewicz nos ha dejado más de 300 obras y, entre ellas, dos de realmente decisivas: una historia de la filosofia en tres volumnes y otra de la estética en otros tres (y de la cual el libro que comentamos viene a ser como una cuarta parte). Fue un hombre tan incansable (y tan enamorado de su materia) que escribió sus principales aportaciones al campo de la estética una vez cumplidos los.... ¡setenta años!
“Historia de seis ideas”
Es un resúmen de la historia de la estética desde el punto de vista de sus problemas, conceptos y teorías (desde la antigüedad hasta finales del pasado siglo). Un resúmen ciertamente prolijo en referencias, citas y fuentes y escrito de forma ordenada, sistemática y sin ninguna concesión a la ligereza. Hasta el punto de resultar, de vez en cuando, de lectura incluso monótona cuando el lector no es un estudioso de la materia ni un enamorado de la estética como a sido el caso. Se trata, en realidad, de un buen manual de consulta (que incluye, en consecuencia, una bibliografía magnífica y unos índices de conceptos y nombres de gran utilidad).
Dos últimas estimaciones:
1ª. Dada su condición de manual de estética para consulta de estudiantes y estudiosos, hay que reprocharle una excesiva simplificación (y brevedad) en las referencias, por lo cual no llega nunca a dar una visión suficientemente significativa de los diferentes pensadores.
2ª. El libro es un fiel reflejo de la postura epistemológica de su autor, para el cual el conocimiento se divide en dos etapas: una primera consistente en clasificar los fenómenos en clases y de la cual las definiciones (los conceptos) son el resultado; y una segunda que tiene por objeto las teorías, es decir, aquello que se predica de las distintas clases. La debilidad principal de la postura epistemológica de Tatarkiewicz radica en el hecho de olvidar que toda clasificación presupone, necesariamente, una teoria previa, y, en consecuencia, que los mismos conceptos, lejos de ser únicamente los componentes de las teorias, son, además y a la vez – por paradójico que pueda parecer – el resultado de las mismas.
En “Historia de seis ideas” el autor nos apabulla con un rosario de definiciones y teorías, para concluir, en las últimas páginas del libro, que todas ellas son falsas cuando se postulan como verdaderas universalmente y ciertas (la gran mayoría) cuando se limitan a dar razón de una parcela concreta de estudio. Crítica de presupuestos nunca explicitados y que permite al autor afirmarse en un cómodo eclecticismo.
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